“Estos duros
objetos, moldeados a imitación de las formas de la vida orgánica, han padecido
a su manera lo equivalente al cansancio, al envejecimiento, a la desgracia. Han
cambiado igual que el tiempo nos cambia a nosotros.”
MARGUERITE
YOURCENAR. El tiempo, gran escultor
VANGUARDIAS:
El régimen mimético de las artes,
con sus normativas, temporalidad metafísica platónica, y referencialidad al pasado original, no pudo
explicar, ni reconstituir, un mundo y un sujeto transformados brutalmente, por
la incipiente modernidad técnica. De la crisis del antiguo régimen mimético, surge un nuevo régimen estético de las artes.
Desde entonces la Arquitectura tiene, en la estrategia de la vanguardia, una
posición frente al problema del Tiempo, una vía de innovación y una herramienta
política.
Pero, ¿cuál es el sentido
estratégico de la vanguardia?
Dice el filósofo francés Jacques
Ranciere “Si
el concepto de vanguardia tiene sentido en el régimen estético de las artes, es
en este aspecto: no en el aspecto de los destacamentos avanzados de la novedad
artística, sino en el aspecto de la invención de las formas sensibles y de los
cuadros materiales de la vida futura. Ahí es donde la vanguardia “estética” ha
contribuido a la vanguardia “política”, o donde ha querido y creído contribuir
a ella, transformando la política en programa total de vida.”
La primera Arquitectura Moderna Internacional,
del racionalismo funcionalista, fue sin dudas una vanguardia que cumplió con la
doble condicionalidad que enuncia Ranciere, porque planteó una estética, para
una nueva organización de la sociedad, con nuevos modos de producción y nuevos
modos de recepción de las obras.
Ahora bien, si la primera
vanguardia de la Arquitectura Moderna perteneció efectivamente al nuevo régimen
estético de las artes; régimen que: “Comenzó
con decisiones de reinterpretación de qué hace el arte o de quién hace arte “,
se puede decir entonces, que tuvo una incorporación más compleja e
incompleta, en el mismo, debido a la insistencia solapada, de una normatividad ideal,
consensuada por instituciones como el CIAM,
y en la determinación teleológica de los artefactos arquitectónicos como objetos
perfectos –bellos-.
El nuevo régimen estético de las artes es, en términos de Jacques
Ranciere, un régimen de historicidad en continua transformación, donde la
antiguo se re-significa, sin excluir lo ´moderno´. Desde el momento en que un
determinado grupo o vanguardia cierra filas, canoniza su producción y pretende retener el tiempo, en teoría,
quedaría por fuera del nuevo régimen de las artes.
Dijo Jacques Ranciere: “El régimen estético de las artes es en
primer lugar un régimen nuevo de la relación con lo antiguo.”
En la segunda posguerra, los
referentes de la primera arquitectura moderna racionalista, lograron establecer,
políticamente, las nuevas normas arquitectónicas y urbanas para la
reconstrucción de Europa. La Arquitectura Moderna pasó entonces, de una
posición de vanguardia potencial, a una posición de poder, al conformar el
´aquí y ahora´ de una sociedad industrial, con una nueva estética.
Las urbanizaciones modernas de
postguerra, como por ejemplo los New Towns ingleses y las ciudades satélites de
Alemania, fueron proyectadas como
entidades cerradas, desarticuladas, y desconectadas, en muchos casos, de las
ciudades tradicionales relacionadas. La lógica determinista de la industria
moderna pretendió trasladarse a una arquitectura estandarizada y con ella hacer
ciudad nueva, pero el peso de los hábitos previos a la guerra, los hábitos comunitarios
de la ciudad tradicional, que daban sentido al Tiempo, no encontraron sitio en
las nuevas urbanizaciones. La apuesta por el espacio desvinculado de la
historia generó, entre otros fenómenos económicos, políticos y culturales, una
nueva crisis de las normativas arquitectónicas.
Es en este momento histórico emergente,
que surgen con fuerza renovada las filosofías existencialistas críticas de la
modernidad técnica. También se desarrollaron las nuevas teorías sociológicas,
antropológicas y cibernéticas, que ponen el acento en la diversidad,
complejidad y simultaneidad de las sociedades humanas.
De esta crisis cultural
y social de la postguerra, surge una nueva vanguardia de la arquitectura
internacional. A la cabeza de esta nueva vanguardia se ubicó el grupo TEAM 10,
que disputó el espacio de poder a la primera vanguardia de la Arquitectura
Moderna.
Gestado de manera
oficial en el CIAM IX,
el TEAM 10 estuvo integrado, principalmente, por Alison y Peter Smithson, Jacob
Bakema, Aldo Van Eyck, Giancarlo Di Carlo, Ralph Erskine, J.Coderch y el equipo
de Josic, Woods, Candillis.
La nueva vanguardia
criticó, fundamentalmente, dos cuestiones respecto de la vanguardia anterior;
la sobre-determinación inmutable de las configuraciones arquitectónicas
modernas ´oficiales´, y la falta de un urbanismo moderno posible de ser
articulado con la ciudad tradicional y su historia. Los caminos interrelacionados
para resolver estos problemas fueron el brutalismo inglés, desde la
materialidad-poética existencial, y el estructuralismo sistémico holandés, como
estrategia para la organización espacial de la complejidad que, conjeturaron
los miembros del TEAM 10, debían tener las nuevas ciudades.
Los europeos necesitaban
recuperar el pasado previo a la guerra; necesitaban una arquitectura que
pudiese amalgamar el presente, con el pasado y el futuro. Los sistemas
arquitectónicos del TEAM 10, proponían operar en los territorios reales de las
ciudades, y también en los Tiempos sociales y culturales de dichas ciudades. El Tiempo,
y también la Historia de la disciplina, se constituyeron, desde entonces, en
programas de experimentación fundamentales para la arquitectura contemporánea.
La ciudad tradicional, como macro
organización, pudo sobrevivir, a los presagios apocalípticos de la primera
vanguardia, y al devenir conflictivo de las guerras totales. Para el TEAM 10,
la arquitectura debía aprender de la ciudad tradicional, no para emularla
completamente, sino para comprender su lógica estructural, sus constantes y sus
variables. Esta nueva propuesta de relación con el contexto y con el Tiempo
inauguró una genealogía crítica de la
que surgieron tendencias arquitectónicas posteriores, como el historicismo crítico
de Aldo Rossi, el historicismo pop de Robert Venturi, y el pragmatismo cínico
de Rem Koolhaas, entre otros.
En el ámbito nacional, el
arquitecto Jorge Goldemberg y el grupo Staff por
el dirigido, fueron, sin dudas, representantes significativos de esta nueva
vanguardia. El devenir de sus ideas, las interpretaciones y aportes locales a
la nueva vanguardia, y sus concreciones en obras de gran envergadura, marcaron
la historia de la vivienda moderna en la Argentina del siglo XX.
HIPERCONJUNTOS Y TIEMPO
A principios de los 60´s, el
arquitecto Jorge Goldemberg completó sus investigaciones, en sociología,
antropología social e ingeniería de sistemas, aplicadas a los fenómenos urbanos
de los asentamientos precarios de la Ciudad de Buenos Aires. Los saberes
adquiridos y los conocimientos producidos, situaron e Goldemberg en sintonía con
la nueva vanguardia.
La experiencia interdisciplinaria
desarrollada por Goldemberg, formaba parte de un plan de desarrollo Teórico y
metodológico, que tuvo por objetivo abarcar una completa variedad de magnitudes
de proyecto. Del edificio aislado en una estructura urbana tradicional, al
desarrollo de proyectos para nuevas urbanizaciones. Los objetivos por etapas
del plan de Goldemberg eran las siguientes:
“1-
Sociológico: Solo la profundización de
técnicas humanas de canalización de la movilidad y motivación habitacional y un
estudio efectivo, verificado lo más científicamente que sea posible, podrá dar
la explicación básica de como concebir el habitar.
2-
Urbano: Ubicar este “espacio social” en un espacio “en un espacio
territorial. Es decir traducir el campo abstracto social al campo físico, a
través del planeamiento urbano interdisciplinario.
3-
Diseño: Desarrollo de teorías aplicadas
en cada uno de los anteriores campos, y sintetizar estos en una escala menor
dependiente del diseño urbano. Había que concebir, entonces, un procedimiento
coherente que incorpora las diversas disciplinas a un criterio de verdad, por
no decir pedantescamente un método de diseño.”
Del Plan es posible deducir la
idea de orientar la futura producción proyectual, priorizando los asuntos urbanísticos, o como
los definía Goldemberg, del “Diseño Urbano”, en sintonía con la escuela inglesa
formada alrededor de la publicación Architectural Design. Esta idea, que
proponía el pensar a la arquitectura como urbanismo y al urbanismo como
arquitectura, era, no por casualidad, parte fundamental del proyecto general
del TEAM 10.
Dijo Van Eyck:
“Sí, debemos dejar de dividir la creación de un hábitat entre dos disciplinas:
arquitectura y urbanismo. ¿Por qué? La respuesta no es simple. Como ya se ha
dicho, una casa debe ser como una pequeña ciudad para ser una verdadera casa, y
una ciudad debe parecerse a una gran casa para ser una verdadera ciudad.“
Las últimas dos etapas del plan
de Goldemberg, comenzaron a realizarse, con una serie de proyectos urbanísticos
para el Plan de Buenos Aires. Pero es con la serie de concursos para el Plan de
Erradicación de Villas de Emergencia (PEVE), donde Goldemberg y el grupo Staff,
encuentran la oportunidad que estaban esperando para poner a prueba y evaluar
sus ideas.
El PEVE, tenía por objetivo realojar
a los habitantes de las villas de emergencia de la Ciudad de Buenos Aires, en nuevos
conjuntos habitacionales de la Región Metropolitana, para liberar de villas, a diversos
espacios urbanos, públicos y privados, de gran valor inmobiliario.
Este plan prototípico, por sus
características técnicas y significación política era, de por si, original para
el contexto histórico. Los manuales de urbanismo moderno formaron la base de
los llamados a concurso, pero dichos manuales no contaban con las adecuaciones
programáticas y operativas, que los objetivos políticos del PEVE requerían. Por
lo tanto, los estudios sociales, antropológicos y sistémicos de Goldemberg fueron
propicios para completar las fundamentaciones y procedimientos del plan.
El grupo Staff gano una parte
considerable de los concursos PEVE más importantes, proyectando verdaderos íconos
de la arquitectura habitacional metropolitana de la época, como por ejemplo los
conjuntos, Soldati y Ciudadela 1 y 2, entre otros. A dichos conjuntos del PEVE,
y otros de planes análogos del mismo
período, se los llamó Hiperconjuntos, debido al carácter monumental de los mismos.
De los pliegos de licitación, urbanos
y arquitectónicos originales del PEVE, no eran deducibles artefactos de la
complejidad programática que caracterizó los Hiperconjuntos habitacionales de
alta densidad. Las premisas y propuestas de la nueva vanguardia debieron
operar, entonces, sobre los programas originales, incorporando nuevos conceptos.
Dijo Goldemberg:
“…, nuestro equipo trata de formular programas o, más frecuentemente, nos son
impuestos, y nos esforzamos en modificarlos para enriquecerlos hasta
transformarlos por completo.”
Sin embargo, las restricciones
debidas a la magnitud de cada desarrollo urbanístico y sus correspondientes
contextos políticos, económicos y sociales, conformaron un ámbito acotado para
operar proyectualmente respecto de las propuestas tecnológicas de la nueva
vanguardia.
Tanto el TEAM 10, como los grupos
situacionistas, metabolistas y Archigram,
propusieron un cambio de paradigma respeto de la relación entre Tiempo y
tecnología. La tecnología debía ser la encargada de mantener a los programas
arquitectónico, operativos en el tiempo y responder a los cambios históricos, mediante
la sistematización de estructuras, posibles de ser completadas con elementos flexibles,
transformables o reemplazables, que pudiesen resolver el problema de la
obsolescencia en la arquitectura habitacional.
Del encuentro de dichos nuevos
modelos arquitectónicos, con el contexto local de baja tecnología, Goldemberg debió
decidir, a su vez, el modelo temporal para sus proyectos. Dicho modelo no pudo ser el del Tiempo
reversible y flexible propuesto por el TEAM 10; se trató más bien, del Tiempo caracterizado
por instantes decisivos, como el ideado por Nietzsche en el Zarathustra,
ejemplificado con la metáfora del portón llamado Instante, en medio del camino
eterno:
“¡Mira, continué
diciendo, este instante! Desde este portón llamado Instante corre hacia atrás
una calle larga, eterna: a nuestras espaldas yace una eternidad.”
El instante crítico
implicó, para el grupo Staff decidir qué abandonar y que seguir llevando del
bagaje de ideas de la nueva vanguardia para poder, livianos, atravesar dicho
instante crítico, y concretar las obras. Las opciones estaban desplegadas entre
dos opciones de sistematización: una opción del desarrollo tecnológico de la
flexibilidad arquitectónica, adaptable a diversos niveles de indeterminación
programática, y otra opción, de la durabilidad en el tiempo de las
configuraciones habitacionales, por la determinación prospectiva, perfecta y
absoluta de los sistemas arquitectónicos.
Para Goldemberg, una
arquitectura del tercer mundo, tal cual el la definía, no tenía lugar para
aventuras tecnológicas súper-industrializadas. La flexibilidad arquitectónica
frente al cambio debía ser sacrificada, y en su lugar desarrollar una estética
de la diversidad sistemática de las tipologías urbanas y arquitectónicas, que debía
ser resultado de una determinación total de los programas técnicos, y de los
modos de habitar.
De los modelos de
configuración propuestos por el TEAM 10, Goldemberg decidió por el
estructuralismo de las organizaciones en Clúster, como se puede comprobar en
los Hiperconjuntos, Soldati y Ciudadela 1 y 2, donde bloques edilicios
continuos, se complementan con torres, formando núcleos habitacionales, que
definen subunidades administrativas de las urbanizaciones correspondientes.
La organización urbana innovadora
de los ejemplos nombrados, resultó de la disposición sistémica de un entramado
complejo formado por redes de flujos vehiculares y peatonales, como
articuladores de los ámbitos públicos y privados. La imagen de complejidad futurista,
derivada de la idea del conjunto habitacional, como una unidad de sentido entre
urbanismo y arquitectura, pudo finalmente plasmarse en obras de gran impacto
visual.
En este sentido el TEAM
10, entendió el carácter efímero de los impactos visuales, por lo que propuso
reflexionar acerca de la idea de transitoriedad, en el urbanismo y la arquitectura
habitacional, ejemplificando un posible camino de proyecto, con la manera en
que la publicidad callejera masiva, y la moda de las vestimentas, se posicionan,
se renuevan y transforman al paisaje de las urbes, clarificando en el tiempo
aquello estructural que les da soporte.
Dijeron Alison y Peter
Smithson:“El
medio ambiente no edificado es cada vez más transitorio: los afiches cambian
según un ciclo mensual, los avisos luminosos según un ciclo semestral, y las
vidrieras de las tiendas, las vestimentas, las revistas, etc., con ciclos
variables regulares e irregulares muy a menudo oscuramente relacionados entre
sí.
El establecimiento
de una estética del cambio (o de la transitoriedad) es en realidad casi tan importante
para la apreciación de la estructura como el mantenimiento de la inviolabilidad
del sistema vial.”
En un artículo de época
dedicado al grupo Staff, Marina Waisman, analizó esta problemática y determinó,
sintética y dialécticamente, que existen dos alternativas de flexibilidad
frente a la obsolescencia en la arquitectura habitacional, la industrializada
de los países desarrollados, y la subdesarrollada. La primera se organiza tecnológicamente
en relación a procesos de obsolescencia planificados, en el segundo caso, por
el contrario, los elementos, ámbitos y
programas de la arquitectura habitacional se tornarían caducos de forma
involuntaria. La opción por la
planificación de la obsolescencia significaba, por lo demás, un negocio
potencial para el mercado.
Dijo Waisman:
“La idea de obsolescencia como proyecto acompaña a la de mercancía u objeto de consumo que debe ser
consumido y repuesto en tiempo más o menos breves. La propuesta no parece
descabellada: si la vivienda ha dejado de ser un bien de uso para convertirse
en mercancía, corresponde dotarla de todas las cualidades que hacen asequibles
los bienes de consumo, al máximo de sus miembros. Además, la idea de
arquitectura desechable, consumible, se acompaña con la movilidad social.”
Los Hiperconjuntos y
sus viviendas, por lo tanto, si no podían ser flexibles, debían ser, para
Goldemberg, de la más estricta previsibilidad moderna. La movilidad social debía
ser planificada y arbitrada por el Estado, como un camino directo y
sistematizado, al desarrollo moderno industrial y social de la argentina.
La originalidad vanguardista
de los planteos de Goldemberg, fue sobre la base de una concepción de los
sistemas propuestos, como entidades herméticas al Tiempo. Por lo tanto, la idea
de una arquitectura que aprende de la ciudad y su adaptabilidad a las
transformaciones históricas, no pudo verificarse. El futuro proyectado para los
Hiperconjuntos sería desplegado solo en un instante. Una vez alcanzado tal
futuro, el flujo del tiempo se detendría. Todo conflicto quedaría en una
situación de equilibrio.
Fue Nietzsche quien
retomo a Heráclito y la idea del Tiempo como un movimiento continuo accionado
por fuerzas opuestas que luchan y reconcilian, transformando al mundo constantemente.
Dijo Nietzsche:
“El devenir único y eterno, la radical inconsistencia de todo lo real, como
enseñaba Heráclito, es una idea terrible y, perturbadora, emparentada
inmediatamente en sus efectos con la sensación que experimentaría un hombre
durante el temblor de tierra: la desconfianza en la firmeza del suelo. Es
necesaria una fuerza prodigiosa para convertir esta sensación en su opuesta, en
el entusiasmo sublime y beatificador. Y, sin embargo, esto consiguió Heráclito
por una observación hecha sobre la procedencia efectiva de todo devenir y de
todo perecer, que comprendió bajo la forma de polaridad, o sea, como
desdoblamiento de una fuerza en dos actividades cualitativamente diferentes,
opuestas y tendientes a su conciliación
o reunión.”
Esta idea del devenir como
inconsistencia es la que la resultó perturbadora. Tanto a la primera vanguardia
del racionalismo, como la nueva vanguardia de los sistemas, intentaron una determinación
lógica y programática de la complejidad futura. Dentro de la segunda línea del
TEAM 10, fue Hansen, con su “Open Form”, quien planteo una arquitectura
adaptable a las transformaciones sociales y materiales de cada contexto, donde
incluso las estructuras fuesen mutables, pero fue una excepción.
También Marx entendió al
Tiempo Histórico, como resultado de una lucha extendida en el Tiempo, que
devendría, en algún momento, revolución y desenlace. Su materialización del Tiempo
fue también una humanización del Tiempo. La historia es, según Marx, la
sucesión temporal suscitada por la lucha de los hombres, por y para el dominio
de los hombres.
Dijo Marx:
“…La historia nada hace, ¡”no posee una inmensa riqueza”, “no lucha ninguna
lucha”! Es, por el contrario, el hombre, el hombre vivo, real, el que hace todo
eso, el que todo lo posee y libra de todas las luchas; no es la ´historia´, por
ventura, la que usa al hombre en cuanto medio para alcanzar laboriosamente sus
objetivos, los de ella –como si fuera una persona aparte-, sino que ella no es
ninguna otra cosa que no sea la actividad del hombre que persigue sus propios
objetivos.”
En este sentido, la crisis actual
de los Hipeconjuntos, es una demostración material de la condicionalidad
recíproca entre objeto y sujeto, inmersos en un contexto histórico, político y
social, específicos. Esta relación entre obra y habitante, es deducible del
estado de deterioro material y social, simultáneo, en los Hiperconjuntos del
PEVE. En definitiva, las condiciones de la infraestructura son las condiciones
de la superestructura y viceversa.
La vivienda como tema
fundamental de la arquitectura contemporánea fue, finalmente, apresada por esa
temporalidad del consumo descripta por Waisman. Temporalidad que no coincidió
con los proyectos urbanos del grupo Staff, para quienes la vivienda metropolita
debía ser parte de un macro proyecto de desarrollo nacional, con presencia e
inversión estatal continúa en la problemática de la vivienda metropolitana
masiva. Los habitantes de las urbanizaciones, no accedieron a un mundo del
consumo, realmente capitalista, ni tampoco al mundo del Estado de Bienestar
desarrollado.
Las vanguardias operan, retomando
el sentido de la cita de Ranciere, según estrategias de colocación futura de obras
paradigmáticas, reuniendo, nuevos modos de producción del proyecto, con nuevos
modos de recepción de las obra derivadas. En tanto proyecto, la vanguardia idea
nuevos valores, tanto estéticos como políticos, con el objetivo de transformar “…a
la política en programa total de vida.”
El riesgo de trasladar los
planteos arquitectónicos vanguardistas, de lo enunciativo a lo concreto y material,
en un contexto en constante transformación, era sabido por Goldemberg, para quien
no existían modelos de comprobación a priori posibles. Sin embargo, Goldemberg,
pensaba que, la experimentación empírica continua y participación de los
actores sociales involucrados, podrían conformar, una nueva codificación arquitectónica
perfectible, para una nueva sociedad metropolitana nacional.
Dijo Goldemberg:
“Precisamente la abundancia de teorías en los ambientes más rarefactos del
intelecto, llámese Eco o Alexander y el silencio mortal en los creativos del
Tercer Mundo, surge de la carencia de una apoyatura empírica. Solo el consenso
de la experiencia –desde nuestro punto de vista el de la experiencia popular-
puede dar origen a una lenta operación de codificación que deberá ser medida
sociológicamente pero que no será universal, una verdad permanente, sino que
estará restringida extensionalmente por el marco histórico-político y sociológico
en que se encuentra.
“
Fueron, Goldemberg y
equipo, agentes de la nueva vanguardia en el doble sentido que explica
Ranciere, como constructores de las finalidades estéticas futuras y como
organizadores de los ámbitos urbanos y arquitectónicos de transformación
social. Decidieron, según las contingencias lo permitieron, los tipos de
gestión y las programaciones específicas, para la concreción de los proyectos.
Pasaron a la acción empírica. Tuvieron el valor de establecerse como vanguardia
que construye; quedando a merced, desde entonces, del devenir del futuro
indeterminable.
En este sentido, dijo Hans
Enzensberguer: “El modelo en que se inspira la idea de vanguardia
no sirve. La marcha de las artes por la historia es concebida como un movimiento
lineal, definido y abarcable, en el cual uno puede determinar su lugar. Se pasa
por alto, en tal idea, que este movimiento va desde lo conocido hacia lo
desconocido; y que, por lo tanto, sólo los rezagados pueden decir dónde están,
Nadie sabe que es ´delante, y menos que nadie ha llegado a un terreno ignoto.
No hay forma de protegerse contra esta incertidumbre. Solo puede meterse con el
futuro el que esté pronto a pagar el precio del error. El avant de avantgarde
encierra una intrínseca contradicción: sólo puede establecerse a posteriori.”
La temporalidad de la experiencia
acumulable, propuesta por Goldemberg, debió haberse dado de urbanización
terminada a urbanización a ser proyectada. Tal dinámica no prosperó. No en el
sentido de la proyección continua de grandes conjuntos habitacionales de alta
densidad. La arquitectura habitacional de alta densidad fue descontinuada.
Los Hiperconjuntos realizados sufrieron, los efectos del tiempo.
La crisis social y material de los mismos llevo a la emergencia infraestructural
y estructural de la edilicia. La falta de mantenimiento es crónica, pero más
crónica es la idea de los Hiperconjuntos como entidades perdidas en el tiempo
pasado, como casos sin solución, salvo con la demolición. La destrucción de los
mismos, creo, sería un gran fracaso del corpus disciplinar local, aun mayor que
el desenvolvimiento histórico trágico, de estas urbanizaciones.
ALTERNATIVAS
La historia de las vanguardias de
la arquitectura moderna, en general, y de los hiperconjuntos en particular, nos
dejaron la siguiente lección, los proyectos de arquitectura habitacional de
gran magnitud, deben operar con una idea del Tiempo que incorpore la
indeterminación del futuro, la obsolescencia de las configuraciones y la
transitoriedad de la materia. Dicha indeterminación tiene que ser insumo de
proyecto.
La capacidad de transformación
y renovación de la ciudad tradicional, su capacidad para incorporar diversos
estratos materiales y Temporales merced
al carácter infraestructural de la misma; debería ensayarse en los
Hiperconjuntos existentes, a través de proyectos que re-signifiquen los ámbitos
públicos y de vivienda de los mismos. Ensayar, como el escribir, con la
asociación en el proyecto y en la materialización, entre los arquitectos y los
habitantes de los Hiperconjuntos.
Dijo Borges:
“Todo lenguaje es un alfabeto de símbolos cuyo ejercicio presupone un pasado que
los interlocutores comparten.”
En este sentido, es importante
el aporte de la Investigación Proyectual realizada por el CENTRO POIESIS, para
la transformación y reprogramación del espacio público degradado del Hiperconjunto
habitacional de Lugano 1 y2, en la Ciudad de Buenos Aires. La investigación
contó con un equipo interdisciplinario y la participación de los habitantes del
Hiperconjunto, para la realización de alternativas de proyecto. La
investigación permitió visualizar problemas y estrategias de solución
puntuales.
Hoy, como antes, el instante
decisivo nos indaga acerca del futuro. La vanguardia como estrategia para la innovación,
parece haber fracasado; en todo caso es el mercado quien dicta los dispositivos
arquitectónicos y urbanos que deben situarse en las metrópolis mundiales. La
arquitectura del mercado toma rasgos de
las vanguardias, banalizándolas y vaciándolas de sentido. Son Tiempos de la
virtualidad y la desmaterialización.
Una futura vanguardia alternativa,
en todo caso, debería insistir con la idea de un Tiempo de la materia y de la
vida, como lo pensaron Marx y Nietzsche, y lo continuaron Heidegger y Deleuze. Un
Tiempo que reúna pasado, presente y futuro, a través de la arquitectura, para re-establecer
lazos sociales entre los sujetos y los objetos.
En este sentido, la Teoría
de la Investigación Proyectual de Sarquis, propone una noción del Tiempo, como un
factor que afecta a la arquitectura y de alguna manera la moldea. Una noción
del Tiempo que entiende al proyecto, como derivado de una concepción Teórica,
metodológica y Técnica, para un instante histórico determinado, en un contexto
concreto, pero que deberá ser
actualizado, procedimental y operativamente, al instante siguiente. La
vanguardia que tome la Investigación Proyectual contará con una: “matriz
poiética derivada de una ontología variable y elaborada en base a una
epistemología convergente, comprensiva y operativa”
y, por lo tanto, con una concepción del Tiempo, como una variable de
transformación persistente y fundamental
para el desarrollo de una arquitectura contemporánea y situada.
BIBLIOGRAFÍA:
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Borges, Jorge Luis. El Aleph. Editorial Alianza. Madrid. 1998.
-
Enzensberger, Hans Magnus. Las aporías de la vanguardia. Revista Sur n° 285. Buenos Aires.
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-
Nietzsche, Friedrich. La filosofía en la época clásica de los griegos. Editorial
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-
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Revista Summa n°64/65. Buenos Aires. 1973.
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Revista Summa n°64/65. Buenos Aires. 1973.
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Sarquis, Jorge. Itinerarios del Proyecto. Tomo 1
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Smithson, Alison y Peter. Manual del TEAM 10.
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-
Yourcenar, Marguerite. El tiempo, gran escultor. Editorial Alfaguara. Madrid. 1992.10