domingo, 27 de diciembre de 2009

ESPECTACULO DE LA AUSENCIA




Textos seleccionados:
- Texto A: Kenneth Frampton, ‘’La lechuza de Minerva: a modo de epílogo’’, en Estudios sobre la cultura tectónica. Poéticas de la construcción en la arquitectura de los siglos XIX y XX
- Texto B: Robert Venturi, ‘’El interior y el exterior’’, Complejidad y contradicción en la arquitectura, 2ª edición ampliada, Barcelona, Gustavo Gili, 1978 (1966) p
- Texto C: Rem Koolhaas, ‘’Espacio chatarra’’ en Otra parte Nº 8, Buenos Aires, otoño 2006. (versión original, ‘’Junkspace’’, Lecture at Bridge the Gap, 2002.)


En el texto de Kenneth Frampton, ‘La lechuza de Minerva, a modo de epílogo” de su libro “Estudios sobre Cultura Tectónica”, cita un pasaje de “Comments on the Society of the Spectacle” de Guy Debord, con el objetivo de establecer el problema que en el presente y a futuro deberán enfrentar los arquitectos respecto de su producción y del sustento de una cultura arquitectónica, en un momento en el que los intereses del mercado van restando importancia al papel del arquitecto, para remplazar sin resistencia a la arquitectura como soporte para programas de consumo de la economía espectacular. Dice Debord: “Es una desgracia que la sociedad humana se haya topado con estos problemas candentes en un momento en el que es materialmente imposible proferir la mas mínima objeción al lenguaje de la mercantilización; un momento en el que el poder cree que ya no necesitara volver a pensar –pues el espectáculo evita cualquier respuesta a sus delirantes decisiones y justificaciones-; efectivamente el poder ya no puede pensar más. ’’ Texto A. Pág.:355
En cuanto al lenguaje de la mercantilización, Debord explica que “El gusto se ha creado a partir de lo falso y se ha reforzado eliminando públicamente cualquier referencia posible a lo autentico. Y lo genuino se ha reconstruido lo más rápidamente posible para que parezca falso…’’ Texto A. Pág.: 355
La tendencia a sustituir lo real por lo artificial es ejemplificada por Debord con el reemplazo en París de una serie de viejas estatuas por replicas de escayola debido a la contaminación. De esta forma concluye que ‘’Todo será más bello que antes para las cámaras de los turistas. ’’ Texto A. Pág.: 355

Frampton encuentra un núcleo de resistencia al avance de una arquitectura del espectáculo, en ciertas experiencias que responden a la tradición de la cultura tectónica respecto de la tactilidad y la construcción. Pero se tratarían, más bien, de experiencias arquitectónicas difíciles de llevar, por ahora, a escalas masivas de producción sin entrar en guerra definitiva con la economía espectacular.
En la primer parte del texto, Frampton intenta explicar los modos y estrategias con los que opera el mercado para minar la autoridad de los arquitectos, en su poder para definir la calidad arquitectónica de los edificios y de las ciudades, así como también los honorarios profesionales.
La lógica de producción del mercado necesita imponer sus productos a la fuerza a costa del empobrecimiento de la arquitectura. Frampton denuncia el avasallamiento por parte de ciertas autoridades políticas de Europa de las incumbencias, derechos y deberes de los arquitectos así como de la capacidad de éstos para el diseño de la forma cívica. Para poder hacer esto posible, explica Frampton, es necesaria la acción del poder sobre los núcleos de asociación gremial de los arquitectos y sobre las academias de enseñanza de la arquitectura. (…el poder ya no puede pensar más). Respecto de esto dice: “No me refiero tanto al énfasis comprensible en realizar los proyectos con ordenador (aunque eso también posee ciertos aspectos reductivos), sino, más bien, a la desaparición de unos métodos de enseñanza discontinuos, mas reflexivos y críticos, y la tendencia habitual de aprendizaje en estudio, que oscila entre la aplicación técnica mas simple y la creación de imágenes de moda. ’’ Texto A. Pág.:357
También enuncia el papel de los medios de comunicación en la instauración de cierta tendencia a sobrevalorar el papel de las últimas tecnologías de moda al momento de realizar un edificio. De esta manera se ven desplazados otros intereses de la arquitectura respecto de su evolución tectónica histórica.

En el afán del mercado de bajar costos y optimizar ganancias, la necesidad de un plantel técnico lo más económico posible exige la producción masiva de arquitectos para saturar de oferta. Arquitectos que deben salir de la academia rápido y sin capacidad de generar discursos y argumentos contra el sistema.
La opinión de Frampton sobre unos dichos del arquitecto Rafael de la Hoz, son definitivos:
“ Tal como sugiere De la Hoz, gran parte de esta reestructuración puede atribuirse a una política global que favorece la economía monetarista y la privatización creciente del ámbito público, por no mencionar el interés obvio en maximizar a los constructores limitando la autoridad del arquitecto.” Texto A. Pág.:357. Esto quiere decir que las decisiones sobre los temas de la arquitectura serán en función de la maximización de una ganancia por parte de la industria donde el interés del arquitecto por el desarrollo del valor de una tectónica y del espacio puede o no coincidir con las necesidades de la economía, quedando todas las variables de la arquitectura supeditadas a este tipo de ecuación economía.

Frampton hace también referencia al predominio de la tecnología y de sus productores (la industria moderna) en la evolución de la arquitectura contemporánea, en detrimento de otros posibles desarrollos con vistas a una continuidad de la historia de la tectónica dando como resultado la consiguiente pérdida del control por parte del arquitecto en manos de un sinfín de asesores técnicos.
El dato aportado por Frampton respecto de la valorización creciente de las tecnologías del control ambiental mecánico, por sobre otros rubros de la industria de la construcción, es de vital importancia para entender la devaluación contraria, de las técnicas más ligadas históricamente al control del arquitecto.
En relación a la incorporación siempre creciente de la técnica electromecánica en la forma tectónica, destaca Frampton el resultado que todo esto significa para la tarea del arquitecto, citando a R.Gregory Turner en su estudio “Construction Economics and Building Design: A Historical Approach”
“Cada profesional del diseño, consultor, técnico u oficial se ha centrado en un componente, y en ocasiones los clientes los contratan individualmente. Hoy en día, el diseño consiste en la creación arquitectónica de un cerramiento y su relleno, donde se oculta la obra técnica de estructuras, mecánica, electricidad y fontanería.” Texto A. Pág.:359
En definitiva el arquitecto queda restringido a proyectar cáscaras de espesores en adelgazamiento continuo; un claro ejemplo comentado por Frampton es el desarrollo de cerramientos cada vez más livianos para la definición del volumen de los edificios en detrimento de toda una historia del uso de la mampostería. Se trata para Frampton de una evidente desmaterialización de los edificios que, sumada a las técnicas de control para el confort climático, dan paso a la instauración de una arquitectura que simula materiales tectónicos. Como resultado las nociones de presentación y representación tradicionales se ven desplazadas por la simulación tectónica-espacial.
“Los logros seminales de la heroica Modernidad, que empleó el sistema estructural como base sintáctica de configuración, son difíciles de duplicar en el contexto de ordenación y representación actual (…) La envoltura ha dejado de ser un reflejo de las operaciones culturales que incluían la evidencia de la producción del material y su uso. En cambio se ha convertido en un reflejo de la moda cultural.” Texto A. Pág.:360

Posiblemente haya sido Robert Venturi en su libro ‘’Complejidad y contradicción en la arquitectura’’ uno de los primeros en denunciar este empobrecimiento de la disciplina, al analizar el impacto y ruptura con la tradición tectónica y espacial, como consecuencia de la búsqueda por parte de la arquitectura moderna ortodoxa de la “Fluidez espacial”, en la necesidad por volver continua la relación entre el espacio interior y el espacio exterior. Dice Venturi:
“El contraste entre el interior y el exterior puede ser una de las manifestaciones principales de la tradición en la Arquitectura. Sin embargo una de las más poderosas ortodoxias del siglo XX ha sido la necesidad de continuidad entre ellos: el interior debería ser expresado al exterior.” Texto B. Pág.:109
La arquitectura moderna de la fluidez espacial, con su tectónica para las grandes estructuras de hormigón armado y de acero, tendría en las nuevas tecnologías mecánicas para el control del clima interior de los edificios, unos aliados fundamentales: “El énfasis en la unidad del espacio interior y exterior pudo conseguirse gracias al nuevo equipo mecánico que por primera vez hizo al interior térmicamente independiente del exterior.” Texto B. Pág.:110.
Es la posibilidad de controlar interiores teóricamente infinitos, y de esta manera liberar para el mercado el uso intensivo de la poderosa tectónica de la arquitectura moderna para el desarrollo de grandes programas de espacios de consumo.
En cuanto al resultado de construir esta arquitectura de la fluidez espacial en el espacio exterior, Venturi percibió el problema y lo resumió con el nombre de espacios-residuales como aplicables a los intersticios que quedan entre estos edificios y los programas modernos de la fluidez espacial controlada.
“El espacio residual en medio de espacios dominantes, con grados diversos de abertura, puede darse a escala de ciudad y es una característica de los foros y otros complejos del urbanismo romano. Los espacios residuales no son desconocidos en nuestras ciudades. Estoy pensando en los espacios abiertos bajo nuestras autopistas y en los espacios de transición alrededor de ellos. En vez de reconocer y usar esta clase de espacios los hemos convertido en aparcamientos o pequeñas zonas de hierba-tierras de nadie entre la escala regional y la local. ’’ Texto B. Pág.:131
El aprovechamiento de la evolución de la tectónica para el espacio moderno continuo y fluido, por parte del mercado, y el resultado en la actualidad de unos espacios mutantes para el consumo, donde la tectónica ha desaparecido y solo queda una cosmética de durlock infinita, así como el papel del arquitecto ya entrado el siglo XXI, son posiblemente algunos de los puntos de partida para el análisis que Rem Koolhaas hace en su texto del año 2006: ‘’Espacio-Chatarra’’, cuyo nombre es llamativamente parecido al de Espacios residuales de Venturi, aunque bastante tiempo pasó entre uno y otro y lo que eran espacios residuales interiores en Venturi para Koolhaas son espacios chatarra dominantes tanto en el interior infinito como en el exterior residual.
Dice Koolhaas: “El espacio-chatarra son los residuos que la humanidad deja en el planeta. El producto construido de la modernización no es la arquitectura moderna, sino el espacio-chatarra. El espacio chatarra es lo que queda después de que la modernización ha cumplido su ciclo o, más precisamente, lo que coagula mientras la modernización está en marcha, una secuela” Texto C. Pág.:1
La diferencia fundamental entre el concepto de espacio residual de Venturi y el de espacio- chatarra, es que los que han pasado a ser residuos-chatarra son los edificios. Ahora bien, si los edificios son residuos-chatarra y los espacios exteriores son residuales, tenemos potencialmente ciudades residuales-chatarra, por no decir un mundo.

El intento de los pioneros de la arquitectura moderna por establecer una tectónica y unos criterios espaciales según un programa racional en función de una sociedad internacional más equitativa, no tuvo continuidad en el presente salvo por algunos ejemplos. En su lugar proliferaron unos tipos de espacio-chatarra con una tectónica acorde. Paradójicamente la arquitectura moderna llevaba en sus programas fundamentales los principios de su futura desaparición. Koolhaas ironiza: “El espacio chatarra es la suma total de nuestros logros actuales; hemos construido más que todas las generaciones anteriores juntas, pero en cierto modo no nos pesamos en la misma balanza. No legamos pirámides” Texto C. Pág.:1
El espacio-chatarra es para Koolhaas el resultado de una banalidad exacerbada por la producción en masa que da como resultado enormes cantidades de superficies sin sentido, livianas y anodinas. Unas construcciones que no tendrían el peso suficiente para pasar a la historia. Respecto de las masas dice Koolhaas que ‘’…nuestra preocupación por las masas nos ha vuelto ciegos a la arquitectura popular. ’’ Texto C. Pág.:2
El espacio chatarra logra el paso de la categoría de pueblo a masa como no lo lograron ninguna de las revoluciones políticas anteriores. El poder de seducción del espacio chatarra está fuertemente asentado en los medios de comunicación y propaganda. El espacio chatarra necesita de las tecnologías que hacen posible el confort para grandes masas de consumidores, en sus recorridos por espacios continuos sin fin. Tecnologías e inventos como la escalera mecánica, el aire acondicionado y el durlock, no aparecen en los libros de historia de la arquitectura pero son, en el análisis de Koolhaas, fundamentales para entender las condiciones de posibilidad para la génesis del espacio-chatarra, el cual hace de estos aliados tecnológicos el soporte para una de sus características principales: la continuidad espacial y el confort climático interior, con sus temperaturas también continuas.
“La continuidad es la esencia del espacio chatarra; éste usa cualquier invención que permita una expansión, utiliza una infraestructura sin junturas.” Texto C. Pág.:2
Se trata de una continuidad espacial sin la claridad tectónica ideológica buscada por la arquitectura moderna. El espacio-chatarra tiende a generar una desorientación mediante la saturación de los sentidos por una proliferación de superficies con dispositivos de brillo o reflejo, así como de múltiples sonidos que incitan al consumo, ecos, etc. La desorientación de las masas de consumidores posibilita el control al estilo Gran Hermano, por parte del espacio-chatarra.
Paradójicamente, tampoco escapan al espacio-chatarra las escenografías minimalistas, que lejos de disponer espacios de vacío y silencio, se convierten en ruidos aun mayores.
En cuanto a la fuerza en tensión que mantiene dentro de una estabilidad dimensional a un edificio del espacio-chatarra sin que se desparrame sin límite (su tendencia natural) chocando o uniéndose más confusamente unos espacios chatarra con otros, Koolhaas ejemplifica con metáforas, en estos tiempos muy utilizadas por los medios de comunicación masivos, al momento de denominar precisamente, el funcionamiento del sistema económico que posibilita la generación de los espacios-chatarra:
“El espacio chatarra esta sellado, unido no por una estructura, sino por una piel, como una burbuja. ’’ Texto C. Pág.:2
Conceptualmente sería similar a lo planteado por Venturi en relación a los principios de contención y complejidad planteados en algunos ejemplos de edificios de la historia de la arquitectura, que articulan espacios complejos interiores con el exterior mediante marcos o limites más bien rígidos como un método para manejar y controlar ciertos niveles de caos interno. La diferencia fundamental parecería darse en torno a la duración en el tiempo de estos espacios chatarra interiores debido a su carácter mutante, posibilitado por la incorporación de las tecnologías de confort ambiental. El espacio-chatarra, en su tendencia a expandirse sin límite, vuelve inestable a la burbuja que lo contiene. Por lo tanto era de esperarse que explote. No?
En cuanto a la posibilidad de una conexión y contemplación desde el interior con el exterior, al desaparecer la ventana y ser reemplazada por los monitores de computadoras y celulares, el ciberespacio se convierte reemplaza al afuera real. El espacio exterior real es editado y retransmitido a toda la red para recibir re-ediciones, actualizaciones constantes.
Contrariamente a una arquitectura de adición orgánica aunque similar, el espacio chatarra no posee una tectónica definida, pues muta constantemente al ritmo de la economía, por lo que no genera articulaciones espaciales y tectónicas coherentes. El espacio chatarra es cada vez más y más, pero sin ningún criterio formal estructural y arquitectónico. Son, como ilustra Koolhaas, construcciones de tabiques de durlock reluciente repetidas con variaciones hasta el hartazgo, que cambian de forma cada temporada o menos; por lo tanto es difícil atar algún recuerdo o vivencia significativa a un espacio chatarra. Dice Koolhaas: ‘’Es vistoso pero olvidable, como un salvapantalla; al negarse a la inmovilidad, asegura una amnesia instantánea. ’’, Texto C. Pág.:3
El daño que el impacto del espacio-chatarra a producido a la cultura tectónica parece difícil de ser solucionado. Los intentos de rescate de esta cultura tectónica se convierten rápidamente en imágenes nostálgicas de lo que en algún momento fue la arquitectura moderna, pero sin la densidad conceptual en cuanto a los valores de la construcción. Y por lo tanto estos intentos pasan a ser también parte del espectáculo. Volviendo al texto de Frampton, “… la construcción se presenta como algo vinculado a imágenes y a la perspectiva, en vez de ser algo más táctil o espacial. ’’, Texto A. Pág.:357
A pesar de todo, nos recuerda Frampton, aún quedan arquitectos que con pequeños encargos mantienen cierta independencia de los requerimientos constructivos de estos espacios de consumo; es más bien en la escala mediana y grande donde parecería volverse imposible escapar al espacio-chatarra. Todo indica que será cada vez más difícil el poder resistir al tipo de construcción solicitada por el capitalismo tardío, sin que el arquitecto se arriesgue a quedarse sin trabajo. Salvo contadas excepciones, los arquitectos van perdiendo el control sobre los diferentes temas de la construcción debido a la separación en tareas técnicas específicas relativas a algunas de las tecnologías antes mencionadas. Dice Frampton que “De hecho, al arquitecto cada vez le incumbe menos la dirección de los diferentes sectores de la industria a la hora de diseñar los componentes respectivos según un paradigma tectónico predominante, para después refinar el resultado de esta combinación mediante un proceso de cuidadosa coordinación. ’’ Texto A. Pág.:364
En este sentido, Frampton encuentra en la informática una herramienta de supervivencia para el arquitecto, sobre todo en cuanto a la posibilidad de poder organizar grandes equipos de trabajo, con vistas a resolver aspectos innovadores en cuanto a la tectónica. Un ejemplo que nos presenta Frampton, de posible solución para el hacer del arquitecto, es la estrategia representada en la colaboración entre Renzo Piano y su ingeniero Peter Rice, cuyas invenciones tectónicas-tecnológicas intentan ir más allá de lo que la industria está preparada para producir, como una manera de volver a controlar los aspectos de proyecto y obra. Se trataría de una vuelta a cierta cuestión contradictoriamente artesanal-industrial, pero solo reservada a cierta escala de presupuesto y disponibilidad técnica. Respecto del desarrollo de piezas especiales para el Centre Pompidou, Peter Rice dice:
‘’Al utilizar piezas de fundición como juntas fundamentales del edificio, las formas y figuras se liberaron del lenguaje industrial estandarizado. El público podía apreciar la preferencia del diseño individual. Esto fue posible gracias a los ordenadores, a las técnicas de análisis y a los métodos modernos de cálculo. Hemos conseguido la misma libertad que nuestros antepasados victorianos y, para dar rienda suelta a una filosofía de diseño personal explotamos los detalles individuales. ’’ Texto A. Pág.:365
La aparición de las primeras realizaciones del high-tech vino a cumplir la profecía de las mega-estructuras, las cuales son para Koolhaas el antecedente de los espacios-chatarra, pero de las que en el espacio chatarra solo ha quedado lo mega, sin la estructura. Dice Koolhaas: ‘’Como múltiples torres de Babel, las enormes superestructuras durarían por toda la eternidad, llenas de subsistemas efímeros que mutarían con el tiempo, mas allá del control de los arquitectos. En el espacio –chatarra se dan vuelta las cosas: hay solo subsistemas, sin superestructura…’’ Texto C. Pág.:4
En relación a la pretensión de las megaestructuras respecto de cierta flexibilidad y fluidez en los recorridos, en el mega espacio-chatarra la diferencia radica en que los movimientos son controlados por sistemas que diagraman los flujos de consumo mediante unas disposiciones espaciales que parecen por momentos no tener ningún propósito, más que el desastre y la colisión en momentos de comenzar los saldos. Otra diferencia importante se da en el momento de la renovación tecnológica, material y espacial, tomando como ejemplo la comparación entre el Pompidou y un mega espacio-chatarra estándar. Mientras uno cierra sus puertas completamente y enormes equipos de técnicos super especializados se ponen manos a la obra, en otro caso se cuelga un cartel de disculpas, se cierra el sector a ser renovado con tabiques provisorios muy livianos y se trabaja solo una noche para renovar el sector deseado. Una mínima inversión para renovar espacios enormes debería dejar contentos a los inversores.
De esta manera Koolhaas niega la viabilidad del high-tech como estrategia que brinde una alternativa al espacio-chatarra, con el cual compite para seducir al capital. El espacio-chatarra crece más rápido y en sintonía con el pragmatismo de las industrias de la economía espectacular y tiene para las masas igual o superior poder de seducción que el high-tech.

Es importante destacar la capacidad de adaptación que el espacio chatarra tiene respecto de las críticas mas light, pero más difundidas. Una de las últimas innovaciones del espacio-chatarra es la de disponer de grandes cantidades de materiales reales que casi habían dejado de producirse, según complejas matrices de lógicas cosméticas que responden a la técnica del mercado de la simulación: estos es la mercadotecnia, que es la técnica que rige las configuraciones mutantes del espacio-chatarra. Así, la simulación queda maquillada de autenticidad y neutralizadas a los ojos de los consumidores las criticas fundadas de los arquitectos más comprometidos con la tradición tectónica espacial de la arquitectura. Dice Koolhaas: “El espacio-chatarra es como una matriz que organiza la transición de ilimitadas cantidades de cosas reales -piedras, árboles, bienes, luz diurna, gente- hacia lo irreal. ’’ Texto C. Pág.:15

Como conclusión cabe destacar el carácter analítico y de anticipación de los textos citados, que han dado cuenta de la génesis de unos problemas todavía difíciles de definir: en el texto de Frampton, queda claro que estaba percibiendo el comienzo del problema, pero aun faltaba un tiempo para ver que tan decisivo iba a ser para el futuro de la arquitectura y por lo tanto de los arquitectos. Todavía era capaz de proponer alternativas.
En cuanto a Koolhaas, éste se encuentra, al momento de escribir el texto, en medio del desarrollo de las cuestiones planteadas por Frampton pero varias veces multiplicadas, al punto de hablar del espacio-chatarra como una burbuja, la cual ha sido inflada por otra burbuja que hace poco ha estallado.
Ahora bien, Koolhaas también dice: “Los arquitectos nunca explicaron el espacio; el espacio-chatarra es el castigo que recibimos por sus falsificaciones. ’’ Texto A. Pág.:2
Quizás la clave para alguna salida posible de esta situación podría encontrarse en el texto de Venturi, con su intento de rescate de una tradición arquitectónica y espacial más compleja pero rica en situaciones y por lo tanto más receptivas respecto de las realidades urbanas y sociales.
AUTOR: LEANDRO COSTA - FOTO TOMADA EN EL PERGAMUN MUSEUM-BERLIN

1 comentario:

Anónimo dijo...

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