“Los problemas del calentamiento
del Globo, la lluvia ácida, la merma de la capa de ozono, la vulnerabilidad a
las epidemias y el agotamiento de las capas superficiales del suelo y de las
aguas subterráneas se hallan, como veremos, estrechamente vinculados al volumen
de la población.”[1]
En la ciudad, la población mundial y su crecimiento
encuentran el ámbito para su manifestación más radical. En este sentido, la
ciudad es el marco imaginario ideal para el problema de la Superpoblación.
Cuando pensamos en una gran ciudad, una metrópolis o
megalópolis, imaginamos una aglomeración de grandes edificios de diversos
formatos, con un sinnúmero de vehículos diversos en veloces flujos a través de
sus calles y fundamentalmente, multitudes humanas. Imaginamos poblaciones urbanas en sus
actividades habituales o contingentes y
sabemos desde hace tiempo, que dichas actividades afectan a los llamados ambientes
naturales.
Un sentido común nos dice que, a mayor densidad, mayor Superpoblación.
Sin embargo el biólogo, y experto en
ecología humana, Paul Ehrlych, en su libro La
explosión demográfica, diferencia claramente ambos conceptos, Densidad y Superpoblación.
Para Ehrlych, Superpoblación es la relación entre el número de personas que
habitan una zona, con la Capacidad de Carga
de dicha zona, es decir la disposición de un ambiente y sus dominios asociados,
para admitir las actividades del grupo humano que lo habitan. Dice Ehrlych:
“¿Cuándo puede decirse que un
área esta superpoblada? Cuando su población no puede mantenerse sin que los
recursos no renovables disminuyan aceleradamente (o se conviertan los recursos
renovables en no renovables), degradándose la capacidad del medio ambiente de sostener
a la población.”[2]
Ehrlych pone de ejemplo a países con altos niveles de
densidad poblacional, como Holanda –más de 361 hab/km2-, Taiwan -562,9- y Hong
Kong -5126-, para ejemplificar economías que pueden sustentar dichas
poblaciones en estándares aceptables, sin caer en niveles de Superpoblación. Holanda,
en este sentido, no estaría superpoblada porque tiene la capacidad de sustentar
a su población mediante una economía globalizada, de importaciones-exportaciones,
de energías, alimentos y bienes industrializados[3].
Para Ehrlych la Superpoblación es el gran problema ecológico
de nuestra Era. Propone como solución un control mundial para limitar la natalidad,
tanto en los países ricos como los pobres. Si bien aclara que no es lo mismo el
habitante de un país rico que consume muchos recursos, que el habitante de un
país pobre que se ve privado de los mismos, solicita al subdesarrollo que haga
un esfuerzo por la humanidad, promoviendo políticas de control de la natalidad,
pues son los países con mayores tasas de natalidad. La Superpoblación, en sus
términos, no es producto de una distribución injusta e irracional de los
recursos y la riqueza, sino del crecimiento exponencial de la población.
Ehrlych naturaliza el modelo económico dominante, mediante
un discurso Antropocéntrico de la propiedad mercantil sobre el suelo y los
recursos naturales cuando dice, por ejemplo, que estamos dilapidando ‘nuestro patrimonio’, que nos
enfrentamos a un ‘agotamiento del
capital’ presente en la naturaleza, debido a la Superpoblación. Dice
Ehrlych:
“El Homo sapiens,…, ha ‘heredado’
una incalculable fortuna: el planeta Tierra y sus riquezas. Parte de estas
riquezas se compone de los grandes depósitos de combustibles fósiles que han
potenciado el avance de la civilización industrial.”[4]
No sugiere otro modelo, que el relativo al capitalismo
industrial moderno. El problema ecológico trascendental, tiene que ser el gran
número de humanos en el mundo. Así es que pide reducir la natalidad haciendo,
complementariamente, más eficientes algunas tecnologías contaminantes, pero
manteniendo la maquinaria trabajando.
Para probar su hipótesis, Ehrlych desarrolla una ecuación de
tres factores para medir el impacto sobre los sistemas ambientales, la ecuación
I (Impacto)= P (Población) X R
(Riqueza) x T (Tecnología), que
multiplica la cantidad de individuos, por la medida de los recursos que
consumen, por el índice de destrucción ambiental de las tecnologías utilizadas
por dichos individuos. La ecuación I=PRT
demuestra, según Ehrlych, que la población y el control de natalidad es la
clave, pues, aunque mejoren, circunstancialmente, los coeficientes de Riqueza y
Tecnología, la Población Mundial continuaría creciendo exponencialmente,
llevando al impacto sobre el ambiente, en la misma trayectoria.
Ehrlych naturaliza una única respuesta a la ecuación I=PRT, antes de ponerla realmente a
trabajar, con el objeto de generar un política en una determinada dirección ¿No
pueden los factores R y T mejorar exponencialmente también, en el sentido de
una mejor distribución de la riqueza y el desarrollo de una cultura Técnica
como aliada de los actores naturales?
El planeta Tierra es un depósito de recursos sobre
los que algunos sectores ejercen propiedad. Para mantener el esquema de
dominación sobre dichos recursos es necesario acotar la presión sobre la
distribución, es decir acotar el número de humanos potencialmente conflictivos,
tal parece ser el discurso subyacente en la teoría de Ehrlych.
Sobre las naturalizaciones:
El filósofo y antropólogo Bruno Latour, en su libro ‘Cara a Cara con el Planeta’[5],
libro que es texto de otros textos, se sirve de las teorías de Gaia[6]
y del Antropoceno[7]
para recordarnos que la Naturaleza no es
nada Natural, en el sentido de un statu quo. Las entidades naturales, las aguas
y el suelo en todas sus conformaciones geográficas y físicas, la atmósfera, el
clima en general, se transforman de por sí, y reaccionan a los modos de habitar
humanos.
El ser humano, según estas teorías, no es una figura sobre
un fondo; es parte integral de los ambientes dinámicos y mutantes del planeta.
Así, existiríamos como humanos-océano, humanos-bosque, humanos-riachuelos, etc.
En definitiva, somos parte del contexto, no nos podemos auto-excluir. Estas
dinámicas, no son dinámicas de crisis pasajeras, es decir fenómenos
accidentales que pueden solucionarse para que ‘todo vuelva a la normalidad’, ‘al
estado natural de las cosas’, pues no existe tal estado, solo mutación.
El Antropoceno es la era geológica afectada por la fuerza de
la Técnica Moderna[8].
Coincide e interacciona con un Nuevo Régimen
Climático[9],
como lo llama Latour, donde cultura y naturaleza ceden como dialéctica, para
fundirse en una guerra sin cuartel que torna inestable a la biosfera.
Al planeta del Antropoceno lo conforma una multiplicidad de
actores humanos y no humanos sensibles, en cuanto que reaccionan a sus
interacciones. Entonces ¿Cómo reaccionar al problema de la Superpoblación? La
respuesta no puede ser unívoca. No existe, para Latour, algo así como una
respuesta epistemológica, técnica y científica, por fuera de una sociedad con
los actores naturales.
Latour advierte sobre el peligro de las salidas tecnificadas
a los problemas ambientales, sin embargo cita al filósofo Peter Sloterdijk,
quien sostiene la teoría de la esferología, como aquella que estudia la
genealogía Técnica de los entornos habitativo-inmunológicos que permitieron
evolucionar al ser humano. Dice Latour:
“Sloterdijk plantea una pregunta
arquitectónica muy simple, muy humilde, una pregunta material como la de los
geólogos con su martillo: “¿Dónde reside usted cuando dice que tiene una
‘vision global’ del universo? ¿Cómo se protege usted de la aniquilación? ¿Que
ve? ¿Qué aire respira?¿Cómo se calienta, se viste, se alimenta? Y si no puede
satisfacer estas necesidades fundamentales de la vida, ¿Cómo es posible que
pretenda seguir hablando de todo lo que es verdadero y bello, como si usted
ocupara alguna verdad elevada?”[10]
En términos de Latour y Sloterdijk, los humanos fueron históricamente
exitosos en el despliegue de sus entornos de incubación biológica y cultural,
entornos que permitieron generar tecnologías[11]
de distanciamiento inmunológico respecto de las amenazas naturales permitiendo,
para la Cultura Occidental, el origen de la Técnica, la Ciencia y la Filosofía
Metafísica.
Del devenir de dichos niveles discursivos surge la Técnica
Moderna[12]
como hábito de dominación antropocéntrica del ente. Es ante esta genealogía que
Gaia reacciona, con fuerzas análogas y superiores, en una lucha por mantener las
condiciones para la vida[13]
en el planeta.
Latour alude a Gea –Gaia-, la poderosa Diosa de los griegos
que crea vida, pero reacciona con violencia, destructivamente, ante los que
sobrepasan sus intereses[14].
La relación de los humanos con Gea, como representación de las fuerzas
ambientales del Planeta es dinámica. No hay actor en estado sólido, todo fluye según
acciones y reacciones que dan forma a los múltiples ambientes de la Tierra. Por
eso, según Latour, toda naturalización y estabilidad conceptual de los fenómenos
ambientales es inútil, pues oculta procesos de transformación, reacciones y sensibilidades
humanas y no humanas, encuentros entre los entornos inmunológicos humanos y el
clima al que pertenecemos.
Latour se opone a la idea de una Naturaleza como una
legislación que brinda sentido a seres y cosas, de una vez y para siempre. La Naturaleza,
en todo caso, es un campo de fuerzas heterogéneas que des-regulan y
auto-regulan alternativamente a los ámbitos del planeta. Dichas fuerzas de transformación
se multiplican con el número humano, pues Gaia reacciona a cada actividad humana,
tanto individual, como colectiva. La Superpoblación es, en este sentido, el
estilo, el punzón que deja su marca en el planeta Tierra, no sin recibir muchas
veces a cambio, respuestas ambientales calamitosas.
El Planeta, en la Era del Antropoceno y Gaia, se
ve afectado por la Superpoblación Humana. Pero, ¿Es la Superpoblación, causa de
los problemas ambientales, o es efecto de una política determinada?
Tres nuevos
regímenes:
“El problema que la política de
los Estados-nación no podía avizorar, el poder transformador de miles y miles
de personas podría llegar a descubrirlo. ¿Dónde podríamos descubrir los ‘cuatro planetas’ necesarios para
nuestro progreso y nuestro desarrollo si no en las sinuosidades y las
anfractuosidades de Gaia misma: a saber, dentro
de las fronteras planetarias, envueltos en
sus mundos posibles, y porque
aprendemos a mantener nuestra actividad dentro de los limites voluntaria y
políticamente decididos?[15]
La Teóría de Latour nos devuelve a Tierra, luego de los
sueños sobre nuevos mundos virtuales de Era de la Información. Nos recuerda que,
en la actualidad, no existe otra opción para el problema de la Superpoblación,
que trabajar en y con la tierra.
El Planeta Tierra de Latour, no es ya Un Mundo, sino mundos-ambientes
posibles, interrelacionados, donde los humanos del Antropoceno, en sociedad con
los actores no humanos, podrían determinar posiciones en las diversas polémicas
ambientales, como alternativa a las agendas globalizantes, dominadas por
verdades absolutas, donde los conflictos sobre los recursos, a los extremos, se
resuelven mediante amenazas de destrucción masiva, temor explícito también de
Ehrlych, para quien la guerra de exterminación total podría ser el efecto lógico
del crecimiento exponencial de la población humana mundial, bajo las condiciones
del desarrollo técnico contemporáneo.
Ahora bien, si de nuevos regímenes se trata, Latour parece
desestimar el valor de la Técnica como contrapartida al suelo inestable del
Nuevo Régimen Climático, mas advierte acerca de las geo-ingenierías como
herramientas anestésicas[16]
de rehabilitación del clima. Sin embargo, la Tecnologías de la Información y la
Comunicación son parte, sin duda un Nuevo
Régimen Técnico[17]
que se interrelaciona con el climático. La demanda por un nuevo vinculo de los
humanos con el planeta, atento y sensible a los actos y reacciones reciprocas,
es hoy en parte posible, con las tecnologías de sensores Big Data[18],
que producen datos masivos, luego transformados en información compleja de todo
tipo, útil para diversas disciplinas técnicas y científicas.
El desarrollo de los sistemas sensibles basados en Big Data permite,
por ejemplo, el despliegue de sensores en múltiples dimensiones, para medir los
impactos del desarrollo urbano y poblacional sobre los ambientes naturales en
tiempo real. Es decir que se puede contar con nuevas herramientas, más allá de
Big Data que solo fue un ejemplo, para proyectar la distribución de las
poblaciones, los bienes y los ámbitos humanos, con el objeto de minimizar el
impacto de dichas distribuciones, en los ambientes naturales.
La densidad en las grandes ciudades, criticada por Ehrlych
al considerarla hacinamiento potencial, podría ser gestionada
hiperestésicamente respecto del entorno ambiental, mediante nuevas configuraciones
de los hábitats humanos. En este sentido la fórmula de Ehrlych I=PRT, no excluye la posibilidad de una
Técnica para la conformación de programas de densificación de las ciudades,
arquitectónicamente mediadas como alternativa a la Superpoblación. ¿Cómo
densificar en relación a la Superpoblación? Estaríamos hablando de un tercer
régimen, un Nuevo Régimen Arquitectónico[19] (o política Arquitectónica), que
propicie el establecimiento in situ
de programas de producción y re-producción de sus recursos, es decir dotar a
las ciudades de la Capacidad de Carga
necesaria para sus actividades y usos, en su misma conformación espacial, redistribuyendo
de manera socialmente justa, los diversos ámbitos urbanos y arquitectónicos,
entre todos los habitantes.
Desde hace tiempo, se pueden producir alimentos, recolectar,
tratar y reciclar agua para diversos usos, producir energía renovable, y
rehabilitar materiales de desecho, en edificios con redes técnicas abiertas.
Dichos edificios, interconectables y solidarios infraestructuralmente, pueden contener
viviendas y otros programas comunitarios, colectivos y públicos, en múltiples
estratos yuxtapuestos.
Es probable que, ante nuevas condiciones de bienestar, la Población
mundial, según la fórmula de Ehrlych, vuelva a crecer, perjudicando a los
ambientes naturales en el sentido de un Nuevo
Régimen Climático agravado. Dicha afectación podría reducirse o
neutralizarse, primero, mediante las tecnologías de la información del Nuevo Régimen Técnico, que podrían, por
ejemplo, adecuar limitaciones parciales, no generalizadas y temporales a la
natalidad, solo para casos de emergencia, y por otro lado, merced a un Nuevo Régimen Arquitectónico[20],
que distribuya en múltiples dimensiones, con equidad y justicia social, los
hábitats humanos en entornos densos y afines culturalmente, capaces de
reproducir gran parte de sus recursos necesarios[21],
de manera de acotar la correlación entre crecimiento de la Población y el
impacto sobre los ambientes naturales inmediatos o apartados.
Bibliografía:
Bibliografía
principal:
- - Latour, Bruno, “Cara a cara con el planeta – Una
nueva mirada sobre el cambio climático alejada de las posiciones
apocalípticas”, Buenos Aires, Editorial Siglo XXI, 2017.
- Ehrlich, Paul y Ehrlych, Anne H, “La explosión
demográfica – El principal problema ecológico”, Barcelona, editorial Salvat,
1993.
Bibliografía
complementaria consultada:
- - Heidegger, Martín, “Filosofía, Ciencia y
Técnica. La pregunta por la Técnica”, Santiago de Chile, Editorial
Universitaria, 1997.
- - Latour, Bruno, “Reensamblar lo social. Una
introducción a la teoría del actor-red”, Buenos Aires, Editorial Siglo XXI,
2017.
- - Simondon, Gilbert, “El modo de existencia de los
objetos técnicos”, Buenos Aires, Editorial Prometeo, 2007.
- - Sloterdijk, Peter, “En el Mundo Interior del Capital”,
Madrid, Editorial Siruela, 2010.
- - Sloterdijk, Peter, “Esferas III. Espumas”,
Madrid, Editorial Siruela, 2009.
[1] Ehrlich, Paul y Ehrlych, Anne H, “La explosión
demográfica – El principal problema ecológico”, Barcelona, editorial Salvat,
1993. Pag.:6
[3] Es muy probable que las practicas económicas de
Holanda y sus socios en los sitios de explotación, generen Superpoblación en
dichos sitios, al intercambiar en el sentido de una plusvalía conveniente para
Holanda.
[4] Ehrlich, Paul y Ehrlych, Anne H, “La explosión
demográfica – El principal problema ecológico”, Barcelona, editorial Salvat,
1993. Pag.:16
[5] Latour, Bruno, “Cara a cara con el planeta – Una nueva
mirada sobre el cambio climático alejada de las posiciones apocalípticas”,
Buenos Aires, Editorial Siglo XXI, 2017.
[6] Se refiere a la teoría de Gaia desarrollada por el químico
James Lovelock en su libro “Gaia, una nueva visión de la vida sobre la Tierra”,
donde postula que La Tierra, en su estrato biológico, se autorregula según unas
determinadas sinergias entre organismos y entornos, de manera de mantener la
vida sobre el planeta.
[7] En el XXXIV Congreso Internacional de Geología de
Brisbane, Autralia, se concluyó que el Holoceno ha terminado y que posiblemente
nos encontremos en el período del Antropoceno, una nueva era geológica dominada
por la transformación –marcas, huellas, movimientos- mediante la fuerza de la
cultura humana.
[8] Heidegger,
Martín, “Filosofía, Ciencia y Técnica. La pregunta por la Técnica”, Santiago de
Chile, Editorial Universitaria, 1997.
[9] Respecto del N.R.C. Dice Latour: “Resumo mediante esa
expresión la situación presente, cuando el cuadro físico que los modernos
habían considerado como seguro, el suelo sobre el cual se había desarrollado
siempre su historia, se ha vuelto inestable.”
[12] Heidegger, Martín, “Filosofía, Ciencia y Técnica. La
pregunta por la Técnica”, Santiago de Chile, Editorial Universitaria, 1997
[14] Del Griego Hybris: Desmesura y soberbia humana
castigada por los dioses.
[15] Latour, Bruno, “Cara a cara con el planeta – Una nueva
mirada sobre el cambio climático alejada de las posiciones apocalípticas”,
Buenos Aires, Editorial Siglo XXI, 2017. Pág.: 321.
[16] Insensibles.
[18] Disciplina TIC – Tecnologías de la Información y la
Comunicación- para el manejo de datos masivos y su procesamiento mediante
sistemas informáticos avanzados. Dicha información se utiliza para la creación
de información estadística y posteriormente la generación de modelos
predictivos utilizados en diversas materias técnicas y científicas
[20] En combinación con el Nuevo Régimen Técnico como
proveedor de información sensible respecto de los entornos naturales a ser
afectados.
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