“La arquitectura
moderna es, específicamente, la arquitectura de la vivienda. En este hecho reside
su diferencia substancial con la arquitectura de todas las épocas que la
precedentes.”[1]
La vivienda moderna recibe,
en la argentina, la acogida correspondiente al interés del corpus arquitectónico
local por la evolución programática de las elites culturales europeas.
Wladimiro Acosta es, en este sentido, un exponente fundamental. Recién llegado
de Berlín, donde se codea con la vanguardia arquitectónica moderna de los años
veinte, trae consigo las premisas universalistas de la arquitectura y el
urbanismo racionalistas.
Como si de un juez se
tratase, la ciudad de Buenos Aires comparece ante Acosta, quien da su
veredicto, no muy distinto del que daría Le Corbusier respecto de la metrópolis
rio-platense. Para Wladimiro, Buenos Aires es, prácticamente, inhabitable. Su
arquitectura caótica e insana replica las lógicas de un capitalismo rezagado.
En estos parajes, la
arquitectura de la vivienda moderna, más que dar respuesta al universo
maquinista de la segunda revolución industrial, debía propiciar dicha
industrialización. Wladimiro se encuentra con una Buenos Aires de fuertes
contrastes sociales y retraso tecnológico.
Si en Paris, el Urbanismo
moderno contaba con una infraestructura industrial de soporte para desplegar
sus propuestas, Buenos Aires, contrariamente, disponía de un entorno agrario
rico pero elemental, en el extra radio y una mixtura de configuraciones
habitacionales populares, con diversos problemas,
Hacia los márgenes
rururbanos de la metrópolis, eran comunes construcciones precarias, totalmente
ausentes de infraestructuras. En ese contexto de insuficiencia y fragilidad
social, encontró Acosta la sustancia primaria a partir de la cual cimentar una
versión local del urbanismo moderno, y también, construir el imaginario de su antagonista,
en la forma de una “obra renovadora” de tinte oligárquico, que más que
transformar una realidad social decadente, la consolidaba. Dice acosta:
“¿Qué consecuencias tiene esta “obra
renovadora” para los habitantes proletarios de las casas demolida?
Las
viviendas que se erigen en su lugar pueden resultar más higiénicas y
atrayentes, pero no les sirven. No consultan las condiciones reales de vida y
trabajo del proletario. Su tipo, tamaño y, sobre todo, su precio o alquiler,
las pone fuera del alcance de las familias obreras desalojadas. Estas no tienen
otro remedio que refugiarse dentro de inquilinatos que persisten todavía,
aumentando su hacinamiento y promiscuidad, o improvisar viviendas carentes de
toda característica humana. (ej.: antiguo “Barrio de las Ranas” o, más
reciente, “Villa Desocupación”). De manera que esta “obra renovadora”, desde el
punto de vista social, se resume en el desplazamiento paulatino del proletario
hacia los límites de la urbe, o en la condensación de sus viviendas en barrios
miserables (East en Nueva York, Whitechapel en Londres, Wedding en Berlín,
etc.), especie de “ghettos” proletarios.”[2]
La referencia
a ciudades industrializadas del capitalismo desarrollado habla, sin embargo, de
una imposibilidad en la asimilación de una urbe de gran porte, como es Buenos
Aires, carente de un entramado verdaderamente moderno. En general, los
arquitectos modernos que visitan o desarrollan una visión sobre Buenos Aires,
encuentran en su heterogeneidad aglomerada un caos de sentidos en el hábitat
urbano, que debe ser controlado, regulado.
Si nos
atenemos a la tesis de la Dra. Liliana Giordano, respecto de las Tipologías Semánticas[3],
podríamos decir que la homologación del hábitat metropolitano es el precio que
deberá ser pagado por los ciudadanos porteños, para acceder al edén de la
industrialización, de la eficiencia higienista y la racionalidad. Requerirá
esto de un disciplinamiento, no solo de los habitantes y sus prácticas sociales
sino también de los Tipos Semánticos de las arquitecturas de la ciudad.
La relación
entre las Tipologías Utilitarias[4],
cuya manifestación más común es la fábrica moderna, y las propuestas
arquitecturas de viviendas modernas en el sentido de Tipologías Reguladas, es,
sin dudas el habitante Obrero, figura política fundamental de la época.
El obrero,
sujeto que intentará ser manipulado a lo largo del período, tanto por el
Capital Industrialista naciente, como por diversas ideologías colectivistas,
será la escala y medida de todas las cosas desde entonces. Las masas obreras,
en todo caso, pretenderán ser llevadas, cual rebaños, hacia un porvenir
glorioso de pureza arquitectónica y urbana.
Más allá de la
ironía, Acosta sitúa sus estrategias discursivas y proyectuales más del lado de
una integralidad de los programas arquitectónicos de usos. Más cerca de las
arquitecturas urbanas de programas yuxtapuestos de Hilberseimer, que de los planteos
puristas del primer Le Corbusier. Los Zoning de Acosta eran más bien
micro-zoning concentrados en contenedores arquitectónicos, como nuevos módulos
urbanos de múltiples programas arquitectónicos.
Ejemplo de esto,
es la experimentación arquitectónica del City-Block, el cual devendrá, luego de
variadas transformaciones, City Block Integral, que más que un modelo
arquitectónico, se trataba de un fragmento modulable de ciudad, posibilitado
por una arquitectura de dimensiones monumentales.
City Block Integral
La cualidad de
ser integral, desgraciadamente, no fue verdaderamente entendida por los
arquitectos argentinos, contemporáneos de Acosta. En general se tendió a
proyectar, con suerte, según una variedad acotada de configuraciones de
viviendas, sin intuir la posibilidad del planteo de Tipologías Semánticas diversas,
en coexistencia.
Es cierto que
Acosta no se refería a la integralidad de usos y ámbitos de significación prosaica.
No entraba en el discurso mega-heroico de Acosta, el posibilitar el ‘cafecito
de Buenos Aires’, la plaza para dar de comer a las palomas’. En su lugar
planeaba verdaderos bosques. Lo mismo plantea Le Corbusier, maravillado con el
paisaje infinito de la Argentina y Sudamérica en general.
El territorio
natural debía ser re-semantizado y de alguna manera, también homologado,
reglado por un plan racional, cuya vara de medida sería la vivienda moderna. Así
la máquina de la fábrica encontraría pareja en la vivienda como máquina de
habitar, es decir que el círculo normalizador del habitar maquínico estaría de
esa manera completo.
Los grandes
conjuntos, representantes de las Tipologías Reguladas[1],
tendrían “la función” de albergar a las poblaciones de los sectores obreros,
así como posibilitar el acceso al habitar de “la modernidad industrialista”, de
las poblaciones en estados de precariedad. Poblaciones que accederían a las
infraestructuras modernas, pero en entornos fuertemente determinados por el
sentido de homologación.
La ideología
de la revolución francesa, con sus principios de Libertad, Igualdad y
Fraternidad, extendidos al programa moderno, deviene, paradójicamente,
reiteración y repetición de los ámbitos habitacionales en la arquitectura
internacional, condición fundamental para el control de las poblaciones
industrializadas.
La Igualdad
quedará desligada de la libertad relativa a las diferencias de sentidos, lo
cual generará, en muchos casos, desarticulaciones irreversibles entre la ciudad
pre-moderna y las concreciones, muchas veces experimentales e irrepetibles, de
los conjuntos habitacionales contemporáneos.
Wladimiro
Acosta, con su City-Block Integral, propuso una amalgama de programas, pero no
una amalgama de sentidos, ni de configuraciones que permitiese pensar en
integrar a los futuros conjuntos con una ciudad viva. El Objetivo fue el Hábitat
Integral, un hábitat que pudiese sacar de la pobreza material a los sectores
trabajadores y carenciados de la metrópolis y sus alrededores, pero el
diagnóstico de la muerte inminente e inevitable de la ciudad tradicional fue
sin dudas apresurado.
A pesar de los planteos higienistas y los
discursos de la eficiencia y el progreso, las poblaciones continuaron amando a
sus viejas ciudades, a sus ciudades laberínticas con sus heterogeneidades de
sentidos simultáneos. La abstracción monumental de la ciudad de la arquitectura
moderna, chocó con la monumentalidad de las pequeñas prácticas sociales, las
memorias y evocaciones que tienen lugar en las ciudades de la perdición, la
ciudad donde poder encontrar aunque sea un pequeño rincón a ser apropiado para
caracterizarlo.
Los ejemplos
de Tipologías Reguladas más exitosas se dan, para la ciudad de Buenos Aires,
con verdaderos monumentos habitacionales modernos como son el Conjunto Simón Bolívar
-Arq.Fariña Rice y equipo- en Parque Chacabuco y el Conjunto Grafa – Arq.Carlos Coire y equipo- en el barrio de Villa Pueyrredón, ambos conjuntos
correspondientes al Primer Plan Quinquenal del Gobierno de Juan Domingo Perón.
En ambos casos los conjuntos introducen, además de viviendas dignas e
infraestructura, espacios verdes de importancia, que aportan a los barrios
circundantes, remansos ajardinados a resguardo del frenesí metropolitano,
constituyendo acontecimientos singulares. La regularidad se da respecto de cada
conjunto hacia dentro, pero en el conjunto de cada barrio asocian y colaboran a
la complexión del paisaje urbano general.
Barrio Simón Bolívar – foto: Leandro Costa
El arquitecto
Juan Molina y Vedia, hipotetizó, desde la revista de arquitectura Trama de los
años ochenta, una posible explicación del éxito de estos ejemplos de Tipologías
Reguladas. El hecho de que los conjuntos Simón Bolívar y Grafa sean
acontecimientos significativos y no infinitos, esclarecen dicho éxito.
Sin embargo,
hacia dentro de los mismos conjuntos persisten algunos problemas de
adaptabilidad y apropiación, en relación a los modos de habitar contemporáneos,
los cuales se alejan, sobre todo en las metrópolis de gran tamaño, de los
ideales industrialistas del siglo XX.
El obrero
industrial, nunca del todo generalizado en la Argentina como población
mayoritaria, está siendo, también en estas latitudes, reemplazado
definitivamente por la técnica de la producción automatizada. El habitante
metropolitano entonces, necesitará reconfigurar su hábitat, para lo cual
requerirá también de nuevos soportes, nuevas infraestructuras arquitectónicas.
Nuevos lugares para producir hábitats integrales relativos a prácticas sociales
en trasformación.
NIDOS
Y CUEVAS:
“El nido y
la cueva podrían parecer semejantes, pero en realidad responden a conceptos
diametralmente opuestos. Uno es un lugar funcional, hecho para los seres
humanos; y el otro, es un lugar del que se aprovechan los seres humanos; un
‘otro’ lugar para la gente. Sin embargo, por tratarse de algo distinto, la
cueva está llena de posibilidades de descubrimientos fortuitos. Además, no
necesita parecer una cueva para que podamos llamarla así. En cambio, cabría
imaginar la cualidad cavernosa, que podríamos denominar caverna transparente,
como una forma pura.”[1]
Advertidos que
se trata de uno de los arquitectos internacionales del momento, que se trata,
además, de un arquitecto japonés, que proyecta arquitectura en, y para, uno de
los contextos tecnológicos más avanzados del planeta. Nos proponemos
reflexionar acerca de lo expresado arriba por Sou Fujimoto.
Aceptando la
metáfora y coincidiendo además con lo meditado respecto de la distinción entre
Nido y Cueva, es importante aclarar que, concretamente, el hombre, en algún
momento de su evolución, dejo las cuevas para emprender la construcción de
nidos.
Sin embargo,
entendemos la orientación estratégico-discursiva de Fujimoto, dada la crisis de
los modelos modernos del habitar metropolitano.
Caídas también
las prédicas a favor de la flexibilidad arquitectónica, Fujimoto intenta
restablecer, mediante una antinomia arcaica, el poder de la arquitectura para,
ya no dar respuestas, sino propiciar lugares, configuraciones para el
surgimiento de los nuevos modos de habitar. De alguna manera favorecer
preguntas.
La vivienda
moderna con sus múltiples configuraciones y estilos, fue una, en el reclamo de
una determinación total de los ámbitos. La arquitectura ‘nido’ de la vivienda
moderna garantizaba el despliegue de la Tipología Regulada en las regiones
metropolitanas más diversas, acometiendo principios universales, regulados y
homologados.
Plan Voisin de Paris. Le Corbusier. 1922
La Tipología
Regulada y sus modelos habitacionales
modernos debían segregar usos, según funciones. El orden arquitectónico era
entendido como división de las prácticas en espacios y tiempos diferenciados,
para un ‘hombre universal’.
En este
sentido, el planteo experimental del City Block Integral de Wladimiro Acosta con
sus programas yuxtapuestos e interrelacionados, constituyo un importante aporte
al debate teórico-proyectual local, si bien, por su insistencia en la
abstracción descontextuada y la sobre-determinación de los programas, no es
posible ubicar al planteo del City Block Integral, por fuera de la arquitectura
moderna tipo Nido, que sugiere Fujimoto.
Para Sou
Fujimoto, la alternativa al Nido, al ámbito proyectado teleológicamente, es la
Cueva.
La figura de
la cueva, en este caso un diagrama natural abierto, ofrecería el desafío de
poder ser proyectado, fabricado. Dice Fujimoto:
“La
arquitectura del futuro debería parecerse más a las cuevas que a los nidos. No
obstante, el problema está en que la cueva es una formación natural geológica,
una realidad ajena al ser humano. ¿Son posibles las ‘cuevas artificiales’ en
una ‘arquitectura creada por el hombre’? El gran enigma es si seremos capaces
de crear algo que carece de intención o la trasciende. Solo la cueva artificial
y transparente señala las potencialidades de la arquitectura del mañana.”[1]
Propuesta prototipo de vivienda de renta. Sou Fujimoto. Tokio. 2016
Las cuevas de
grandes dimensiones, recuerdo haber visto, son como laberintos naturales. En un
Laberinto, quien lo recorre no solo se pierde, sino que encuentra sentidos
nuevos en cada rincón del mismo. Múltiples sentidos en un mismo ámbito nos
habla de un Hábitat Integral.
Pero un
laberinto es una invención, es decir una forma o unas formas, con itinerarios
de recorridos fallidos y certeros, planificados. El sentido de lo intrincado,
en el laberinto, no escapa a la razón. Es una razón compleja, una razón del
transcurrir y de las transformaciones.
Los
situacionistas referenciaron su Urbanismo Unitario, alternativo al Urbanismo
Moderno de raigambre Metafísica Clásica, a los laberintos y a las ciudades
tradicionales, pero le incorporaron imaginarios técnicos posibilitantes de
transformaciones estructurales y formales, en el tiempo.
Los
situacionistas imaginaban una sola megaciudad mundial –New Babylon- de
estructuras livianas mutantes, posiblemente metálicas, donde los sentidos
arquitectónicos fuesen resultado de los deseos instantáneos de los habitantes.
Las funciones modernas divididas en macro actividades estandarizadas, cederían
ante las más bizarras prácticas de los habitantes de New Babylon.
La idea de una
cueva transparente y luminosa, en Sou Fujimoto, podría relacionarse con la
arquitectura liviana de New Babylon.
El tratamiento
de la luz y el desplazarse hacia ella es una de las situaciones usuales en los
laberintos. Louis Kahn decía, respecto de las bibliotecas y los libros: “el
hombre con el libro va hacia la luz”. Kahn fue sin duda un amante de los
laberintos, ejemplo de esto es The Salk Institute, en La Jolla California,
donde, a diferencia de Fujimoto y su estética etérea, Kahn torna pesada la luz,
mediante imponentes muros y estructuras diversas en hormigón armado.
La antinomia
transparencia y opacidad, está presente en la historia de la arquitectura
contemporánea. Ejemplo son las derivaciones de la Glass Architecture, como la
arquitectura cristalina de acero y vidrio de Mies Van der Rohe, en oposición a
las arquitecturas de carácter pétreo, como las desarrolladas por él Le
Corbusier brutalista. Kahn, sin duda, se encontraría en este segundo grupo.
En realidad
Mies Van Der Rohe, también experimento con arquitecturas murarias complejas.
Tal es el caso de la Casa de Ladrillo para Berlín, del año 1923.
Planta de la Casa de Ladrillo. Mies Van der Rohe. Berlín.
1923
Respecto de la
relación entre lugares, situaciones y formas, los laberintos poseen una
potencial cualidad de adaptación urbana debido a su carácter multidimensional.
El Laberinto es una macro forma estructurada mediante micro-sitios. Una
arquitectura con estas cualidades sería fructífera al ser situada en coyunturas
urbanas de diversas extensiones.
Los Planteos de configuraciones arquitectónico-urbanas
tipo Mat-Building, como las propuestas por Le Corbusier para el Hospital de
Venecia, los proyectos de sus discípulos Josic, Woods y Candillis, los
desarrollos de Peter y Allison Smithson, y muy especialmente las
investigaciones concretas, inspiradas en la teoría de Henri Lefebvre, de Aldo
Van Eyck, retomaron el planteo de organizaciones arquitectónicas intrincadas,
como estrategias para generar efectos de evocativos de los urbano. Los conjuntos
integrales Mat-Building buscaban, en algunos casos, recordar sitios como los
Kasbah de Oriente, laberintos densos y ricos en situaciones y sentidos
diversos.
Proyecto para el Hospital de Venecia de Le Corbusier y equipo.
1963-65
Orfanato municipal de Amsterdam. 1960
La condición
técnico-constructiva de los laberintos es fundamental tanto para sus configuraciones
específicas, como para su disposición. Los laberintos son, usualmente, simples
en su constitución material. Los más genéricos repiten tanto módulos
constructivos y estructurales, como formas, y en este punto, el de una
repetición relativamente simple de elementos, son arquitectónicamente modernos,
es decir que podrían responder en gran medida a Modelos de Producción y
Ocupación[1]
relativamente racionales.
Los laberintos
podrían, también, ser considerados como ciertas especies de Tipologías Reguladas,
donde las estructuras y las infraestructuras que favorecen la disposición, tanto
de otras Tipologías Semánticas, como la generación de sus propias formas
significativas, resultado de pliegues del laberinto sobre sí mismo.
El laberinto
es una entidad contradictoria, por un lado responde a una condición de
homologación, donde cada elemento es equivalente al otro. Lo mismo sus
habitantes, en el laberinto todos nos perdemos y encontramos. Pero
simultáneamente el laberinto es un emblema, contiene instancias de máxima
intensidad, sus ámbitos institucionales y sus seres singulares.
A diferencia
de los proyectos arquitectónicos infraestructurales de grupos de vanguardia experimentales
como Archizoom y Superstudio, que desarrollaron investigaciones sobre sistemas
megaestructurales, unitarios e integrales, de configuraciones neutras y
super-abstractas, los laberintos son tanto fondos abstractos, como figuras reveladoras,
son planos usualmente horizontales, pero también suelen disponerse en estratos
y en espirales ascendentes o descendientes. En este sentido, una revisión y
actualización de este tipo de arquitectura permitiría superar las
experimentaciones infraestructurales de los años 70 del siglo XX, para hacer
frente a la crisis espacial y habitacional de las metrópolis contemporáneas.
Investigación sobre una superarquitectura. Superstudio. 1966
EXPERIMENTACIÓN PROYECTUAL:
Entiendo la
repropuesta de la vivienda contemporánea de carácter masiva, como una
oportunidad para el desarrollo de nuevas opciones de Tipologías Reguladas, como
hábitats integrales para diversos sectores sociales, posibles de ser dispuestas
en diversos sitios de la metrópolis,
Por otro lado,
el real tampoco puede ser el obstáculo. Las restricciones relativas a la
urbanidad de la propiedad privada, deberán ser modificadas en algún momento si
pretendemos hacer frente a los desafíos ambientales y poblacionales del futuro
cercano.
En el umbral
de la tercera, las tecnologías permitirán la construcción, mediante una asociación
entre los actuantes humanos y no humanos –o maquínicos-, de arquitecturas
nuevas y evocativas simultáneamente, capaces de propiciar infraestructuras y
estructuras combinadas, de manera de llevar los Hábitats Integrales por venir a
los sitios donde sean necesarios.
Más que
laberintos donde perderse, propongo una técnica y los medios infraestructurales
y estructurales aptos para la constitución de las Tipologías Semánticas en
conjuntos habitacionales de diversa organización.
En una primera
aproximación a dichos sistemas, me propuse experimentar acerca del estatuto del
muro, como categoría arquitectónica elemental, posible, en la actualidad, de
ser construidos, tanto con nuevos materiales, como con nuevos sistemas de
ensamble, para lograr mayores destrezas estructurales y estéticas. Imagino un
sistema de muros técnicos programables, que tendrían tanto las significaciones
arquitectónicas, como los medios ingenieriles en red (sanitarios, energéticos,
etc.) incorporados, además de cumplir las exigencias estructurales. No muros de
exclusión, sino de delimitación, de cualificación y de integración.
Estos muros,
posibles de ser colados in situ, en moldes configurados específicamente en
fábrica para poseer distintos usos, podrían disponerse en los sitios más
disimiles e intrincados, tanto en configuraciones en altura, como en
disposiciones en horizontal, sobre equipamientos arquitectónicos y urbanos existentes.
También en ámbitos urbanos precarios, donde dichos muros técnicos podrían
contener servicios sanitarios y de provisión de energía sustentable, además de
habilitar la constitución de diferentes niveles de vivienda y ser soportes de
cubiertas, también de diversos tipos y dimensiones.
Propongo, más
que un monumental City-Block Integral, unos city-blocks integradores. Elementos
en bloques tecnológicos de una dimensión menor, pero potencialmente parte de
organizaciones espaciales de mayores dimensiones.
Por último,
cito a la Dra. Liliana Giordano, con el propósito de clarificar el objeto de
estas primeras indagaciones proyectuales:
“No se trata
de promover un hábitat sin diferencias, homogéneo en sus formas y homogéneo en
las conductas inducidas por dichas formas; no propiciamos una ciudad de robots.
Se tratará
de arbitrar todos los medios para conformar un hábitat integral que propicie un
habitar integrador en la diversidad, donde cada uno se reconozca en relación
con el otro, en sus aproximaciones y en sus diferencias.”[1]
Las prácticas sociales que se despliegan en los
Hábitats Integrales del futuro deberán contar también con elementos regulados
correspondientes, sin ser estos un impedimento a dichas prácticas, ni
herramientas para el control y manipulación de las habitantes sino todo lo
contrario, herramientas para la experimentación creativa y evocativa de los
mismos.
Hasta aquí algunos fundamentos iniciales para
una primera Experimentación Proyectual correspondiente a la Investigación
Doctoral: Arquitectura Infraestructural para la Tercera Revolución Industrial,
dirigida por la Profesora Dra. Arqta. Liliana Giordano.
A continuación presento, imágenes preliminares en dibujos
y fotos de una primera materialización en maqueta, de la experimentación
proyectual a ser desarrollada. Experimentación Proyectual en la Cuenca del Rio Matanza Riachuelo - Ciudad de Buenos Aires. Imagenes de prefiguración.
[1] Pag.: 71. Giordano, Liliana. Tesis: Tipologías
Semanticas. UBA/FADU. Buenos Aires. 2011.
[1] Tipología Regulada. Tipología propia del sentido:
Homologación, cuyos polos semánticos son: EQUIVALENCIA – CONVENCIONALIDAD
[3] Giordano,
Liliana. Tesis de Doctorado: TIPOLOGÍAS SEMANTICAS. Director de Tesis: Roberto
Bonifacio. UBA/FADU. 2011
[4] Tipología Utilitaria. Tipología semántica relacionada
con el sentido del Instrumento y cuyos polos semánticos
son: inversión – eficiencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario