Resumen:
Comenzamos esta investigación doctoral aventurando la
importancia relativa de la arquitectura y su proyecto en estos tiempos de
transformaciones catastróficas del hábitat humano-planetario y del
establecimiento de una nuevo régimen técnico, como un devenir de la cibernética
que algunos llaman tercera revolución industrial y otros cuarta revolución
industrial, para finalmente darnos cuenta de la trascendental importancia de la
arquitectura, al punto de pensar que, si bien podemos decir metafóricamente con
Heidegger que “Sólo un dios puede aún salvarnos”, dicho dios no se presentará,
o ausentará verdaderamente, sin un ámbito arquitectónico previo que lo aloje.
Nota previa:
Esta tesis, es una tesis hibrida y no lo es. Es en principio
una tesis arquitectónico-filosófica, aunque, fundamentalmente y finalmente, es
una tesis sobre arquitectura.
La misma se organiza en dos partes según el tema y los
niveles problemáticos, que son, esencialmente dos. El nivel o, mejor dicho, el
sentido pragmático del problema, y el sentido filosófico-arquitectónico del
mismo.
En su aparente complejidad, la tesis es en realidad más bien
lineal y sencilla. El nivel pragmático deja abiertas unas preguntas sobre las
cuales se trabaja en el nivel filosófico-arquitectónico como conclusión teórica.
Por último, como ya se explicitó en el proyecto de
tesis específico, estamos realizando la propuesta de un proyecto
arquitectónico-urbano como comprobación significativa de lo enunciado
teóricamente.
A continuación, se introducen, quizás
desordenadamente aún, los temas referidos a esta última etapa:
UNA
SOCIEDAD CIBERNÉTICA. UN HABITAT INTEGRAL.
Nos preguntamos por la forma en que la arquitectura
condiciona al desarrollo de la tercera y cuarta revolución industrial
reafirmando una hipótesis según la cual toda revolución industrial, teniendo en
cuenta sus genealogías, se desarrollan plenamente si y solo si, se gestan sus
arquitecturas correspondientes.
En la introducción a la tesis se despliegan, quizás esquemáticamente,
aunque ciertamente, los ejemplos arquitectónicos de las dos primeras
revoluciones industriales.
El sentido estratégico de este tema se relaciona con el advenimiento
concreto de un Nuevo Régimen Climático, como la denomina Bruno Latour; régimen de
características catastróficas para el ambiente humano planetario, y el
surgimiento simultaneo de lo que llamamos acá un Nuevo Régimen Técnico como
reverberación y origen del primero, es decir que apostamos por la idea de una condicionalidad
recíproca entre los registros naturales y técnicos.
Si en las dos primeras revoluciones industriales, la nueva forma
significativa es la máquina, en la Tercera y Cuarta Revolución Industrial es la
constitución de una infraestructura cibernética planetaria, con variados
estados de equilibrio, una red de máquinas y hombres interconectados de manera
transindividualizada; lo que Simondón llamó un Conjunto Técnico.
Simondon, siguiendo a teóricos como Norbert Wiener,
reflexiona sobre el camino que debería tomar la cibernética, como una nueva disciplina
científica que unifica los saberes científico-técnicos modernos, mediante un
control de los procesos informacionales y las formas devenidas.
Simondón ve, en la versión dominante de la cibernética, más
bien pragmática, un futuro estancamiento evolutivo de los objetos técnicos, al perseguir
una automatización lógica cada vez más eficiente, que permitiría la estabilidad
de los sistemas, al costo de tornarlas incapaces de asociarse creativamente con
el ser humano. Para Simondon, solo el ser humano puede, con sus
indeterminaciones e incertidumbres, mediar entre las máquinas de manera de
permitirle a las mismas, nuevas instancias de individuación, nuevas formas.
Por otro lado, Simondon intuye una futura explotación despótica
hacia las máquinas por parte del ser humano, lo que retornaría como una
explotación renovada de lo humano, dado que la máquina deviene tal, debido a un
creador humano que la informa.
La Tercera y Cuarta Revolución Industrial propone una
potencial distribución en redes colaborativas de las capacidades productivas,
una nueva sociedad productiva de coste marginal tendiente a cero. Practicamente
el sueño del socialismo industrialista original. En este sentido, el planteo de
Simondon, por una sociedad de humanos y objetos técnicos encuentra hoy una
potencialidad concreta.
La relación entre humanos y máquinas se reflexiona, con
Simondon, como asociación conveniente y ambiente social, como cultura y
civilización cibernética total. En la actualidad esta relación se convierte en
mundo, o como se la suele llamar, desde hace más de tres décadas,
globalización.
La tesis que planteamos rastrea inicialmente la metáfora
arquitectónica más adecuada con el fin de desarrollar una genealogía que nos
brinde tanto vestigios, como auspicios para el proyecto arquitectónico, en esta
era de la técnica.
La Tercera y Cuarta Revolución Industrial, tanto para Jeremy
Rifkin, como para Claus Schwab, trata de redes distribuidas de producción y
control de la energía, redes de intercambio de información y redes productivas,
que podrían transformarse en alternativas al ineficiente mundo de la producción
industrial en base a los combustibles fósiles; era que se encuentra en su ocaso
al depender de los no recursos, esto es de lo no retornable de las materias naturales
con las que se produce energía y bienes.
La metáfora de la red es una metáfora biológico espacial,
pero aun no arquitectónica. De manera preliminar encontramos en la teoría
esferológica del filósofo alemán Peter Sloterdijk, una pista, cuando propone
una interpretación de la espacialidad contemporánea como una espuma, como una
organización de esferas de paredes finas que sostienen las individualidades
agrupadas tridimensionalmente, de los sujetos cosmopolitas de las metrópolis de
la globalización.
La representación de una organización intrincada de espacios
de diferente valor, nos recordaron a Deleuze y sus rizomas. Del rizoma pudimos
derivarnos a la idea de una organización multidireccional extensiva. La idea de
una organización espacial extensiva e intrincada nos recordó, a su vez, a los
laberintos arquetípicos que fueron, desde sus inicios, concepciones que podrían
situarse en relación a tres genealogías de la forma y el espacio arquitectónico:
un posible laberinto esférico-platónico fuertemente estable, desde el punto de
vista morfológico, uno hilemórfico aristotélico, matérico-formal con estructuras
diversas, y uno informacional o cibernético infraestructural, donde la forma
deviene y es metaestable, es decir con momentos estables susceptibles de
transformación posterior.
A partir de esta investigación preparatoria encontramos el
antecedente teórico de Umberto Eco, sobre las tres épocas del laberinto, siendo
las mismas: el laberinto univiario, en general con unas formas arquitectónicas
simples y un exterior natural, el laberinto manierista, con múltiples caminos
confusos y engañosos; y el laberinto rizomático, como una macro infraestructura
contemporánea de pura interioridad.
El laberinto rizomático es una metáfora del establecimiento
de un mundo dominado por la cibernética. Es también signo de un estado de
situación del sujeto contemporáneo, en el momento del establecimiento de una
sociedad de la información de carácter absoluto.
La cibernética, término que, como dijimos, acuña el filósofo
y matemático norteamericano Norbert Wiener, es la teoría de la información para
la no perdida inútil de la energía, la información y la acción en el medio
tecno-científico. La cibernética es control negentrópico de la energía,
cuestión también central de las teorías de la Tercera y Cuarta Revolución
Industrial y problemática crucial para la teoría del Nuevo Régimen Climático de
Bruno Latour.
El mundo de la cibernética generalizada depende de energía,
insumos materiales e industriales. Fenómenos concretos que condicionan y
determinan la posibilidad de la expansión planetario de la cibernética.
EL filósofo alemán Peter Sloterdijk interpreta la
metamorfosis de la cultura occidental actual, como resultado de una sociedad
que se adentra en una era de la producción industrial post-fósil. Una sociedad forzada
a proyectar y fundar una nueva abundancia en base a materias replicantes y
sintéticas, ante una creciente escasez de recursos naturales para la
explotación, situación que pone en riesgo la vida de miles de millones de seres
humanos; en especial en las regiones paupérrimas del planeta que sufren el
subdesarrollo y la superpoblación.
En este sentido, la Tercera y Cuarta Revolución Industrial se
presenta como una solución a dicha creciente escasez de la era post-fósil. La
cibernética propuesta por Rifkin y Schwab, es la cibernética del control de las
energías renovables, de una eficiencia sensible, debido al desarrollo de los
sensores electrónicos vinculados en redes informáticas, para el potencial
control de todos los entes del mundo y, básicamente, el desarrollo de las
tecnologías de replicación informático-biológicas; que permitiría la producción
de una cultura material sintética y artificial.
Este factible nuevo mundo de abundancia material y
energética tiene, como ya enunciamos, dos problemas relacionados. El primero,
tratado en la primera parte de la investigación, lo manifiestan tanto Rifkin
como Schwab; se trata de la superpoblación mundial debida al nuevo crecimiento
económico; superpoblación que pondría nuevamente en jaque al planeta y su
capacidad de brindarnos recursos alimentarios y habitacionales. El segundo
problema, aún más profundo, es la sociedad de control que todo desarrollo
cibernético implica cuando se instaura de forma acrítica y totalitariamente, en
el hábitat humano, entendiendo por el mismo al entorno cultural y natural
determinado por las relaciones sociales correspondientes.
SI bien esta es una tesis de arquitectura, habrá quedado
claro ya, que se pretende, humildemente, una alianza con la filosofía como
campo del saber y pensar, que nace, como la arquitectura histórica de occidente,
en la Grecia clásica.
Es el pensamiento filosófico de Heidegger el que denuncia el
peligro de la explotación perversa y sistemática del planeta y los seres vivos
que aloja. Heidegger plantea este problema en “La Pregunta por la Técnica”,
donde ilustra el discurso metafísico de la explotación del planeta por una
Técnica Moderna que hace hablar al ente dominante, un sujeto contemporáneo que
se pavonea sobre su extensión.
La esencia de la Técnica Moderna es la Técnica que sitúa al
ente para su explotación como energía por parte de un discurso de poder y dominación.
La cosa, más que el objeto, se ve esclavizada por este discurso, es decir que
dicha explotación se da en el sentido de una esclavitud que determina la
existencia de todos los llamados seres, para transformarlos, cosificación
mediante, en entes dominados tecnológicamente.
Es Heidegger también, quien en su última época de producción
teórica sitúa a la cibernética como un problema determinado por la esencia de
la Técnica Moderna, al afirmar que el surgimiento de la cibernética es el fin
de la filosofía en tanto disciplina que agrupó y pensó, originariamente, a las
ciencias. La cibernética es, para Heidegger, la instauración de la concepción metafísica
del mundo; un mundo artificial de la eficiencia funcional.
Es este un punto de vinculación interesante con lo dicho por
Gilbert Simondon al respecto, para quien:
“El ser técnico no
tiene naturaleza; puede ser un análogo funcional del individuo, pero jamás es
un verdadero individuo orgánico.” Pág.:453. LA INDIVIDUACIÓN. G. SIMONDON
Heidegger, por su parte, responde de la siguiente manera, en
la famosa entrevista a la revista Der Spiegel:
“SPIEGEL: Sin embargo,
se le podría objetar de manera completamente ingenua: pero, ¿Qué es lo que esta
dominando? Todo funciona. Cada vez se construyen más centrales eléctricas. Cada
vez se producirá con más destreza. En la parte de mundo altamente tecnificado
los hombres están bien atendidos, Vivimos en un estado de bienestar. ¿Qué
faltaría en realidad?
HEIDEGGER: Todo
funciona. Esto es precisamente lo inhóspito, que todo funciona y que el
funcionamiento lleva siempre a mas funcionamiento y que la técnica arranca al
hombre de la tierra cada vez más y lo desarraiga. No sé si vio usted, estaba
espantado, pero desde luego lo estaba cuando vi las fotos de la Tierra desde la
luna. No necesitamos bombas atómicas, el desarraigo del hombre es un hecho.
Solo nos quedan puras relaciones técnicas. Donde el hombre vive ya no es más la
tierra.” REPORTAJE DE DER SPIEGEL A HEIDEGGER.
El ser técnico de Simondon, la máquina más específicamente,
se apropia del accionar operacional cotidiano, sustituyendo al ser humano en
cada vez más tareas. El problema, plantea Simondon, es que el ser humano al ver
amenazada su labor, ha intentado en determinados momentos de la historia, luchar
contra la máquina, demonizándola. El miedo al autómata es, para Simondon, un
miedo sin sentido pues es el ser humano el responsable de la creación técnica.
Dicha representación como creador, como mediador entre los objetos técnicos, es
la clave para el lugar del ser humano, en una sociedad de máquinas.
“En la verdadera
relación complementaria, es preciso que el hombre sea un ser inacabado que
completa la máquina, y la máquina un ser que encuentra en el hombre su unidad,
su finalidad, y su conexión con el conjunto del mundo técnico;…; hombre y
máquina son mutuamente mediadores, ya que la maquina posee en sus caracteres la
integración a la espacialidad y la capacidad de salvaguardar información a
través del tiempo, mientras que el hombre, mediante sus facultades de
conocimiento y su poder de acción, sabe integrar la máquina a un universo de
símbolos que no es espacio-temporal, y en el cual la máquina jamás podría
integrarse por sí misma.” Pág.:459. LA INDIVIDUACIÓN. G. SIMONDON
Si los seres humanos no son
libres en la técnica, entonces son sujetos por un discurso cibernético
totalizador. Esto, para Simondon, constituye la trampa paradojal de la técnica
como poder, pues si los humanos quedan sujetos, entonces dejan de poder mediar
verdaderamente entre máquinas, pues se transformarían en sujetos definitivos de
las máquinas.
La Idea de una técnica, hoy encarnada en la industria
moderna, que domina a las naturalezas no es nueva. Le pertenece a Heidegger el
haber desocultado en su esencia, lo que la Técnica moderna es. Previamente nos
recuerda el origen griego antiguo de la palabra Técnica, este es el desocultar
poietico para traer a la presencia la cosa en tanto verdad.
La pregunta de Heidegger es entonces ¿de qué manera
desoculta la Técnica Moderna?
“El desocultar que
domina la técnica moderna tiene el carácter de poner en el sentido de la
provocación. Esta acontece de tal manera que se descubren las energías ocultas
en la naturaleza; lo descubierto es transformado; lo transformado, acumulado;
lo acumulado, a su vez, repartido y lo repartido se renueva cambiando.
Descubrir, transformar, acumular, repartir, cambiar, son modos del desocultar.”
pag.85. LA PREGUNTA POR LA TÉCNICA. HEIDEGGER
La Técnica Moderna dispone de la naturaleza como una fuente
calculable de fuerzas. Lo dispuesto es lo dicho-puesto; lo puesto en dicho; lo
puesto en logos; entonces lo puesto en razón, es decir lo puesto en
racionalidad. La racionalidad puesta en función del desocultar las fuerzas de
la naturaleza es la Técnica Moderna.
La cibernética de la era de la globalización corresponde al
estadio técnico más avanzado de este poner a disposición la naturaleza para la
racionalidad de la producción.
Entonces, si para Simondon el ser humano debe completar a la
máquina para que la misma conforme una sociedad con este y con los demás
objetos técnicos, el valor de proyectar y construir un ámbito para la
supervivencia de la especie humana, en momentos en que peligran los originarios
terrestres, es estratégica para unos y otros, seres humanos y objetos técnicos.
Al mismo tiempo, si el ser humano no logra conformar los
lugares para una reunión colectiva libre de dominación cibernética, aun dentro
del ya citado laberinto rizomático, el mismo ser humano quedaría atrapado
dentro de lógicas del automatismo cibernético al punto de caer en estados de
individuación sistémica estables, es decir, incapaces de posteriores
evoluciones, gran peligro para una sociedad de humanos y máquinas.
¿Por qué decimos que es un peligro el caer en un automatismo
humano-técnico? Porque el automatismo lleva a lo estable; el automatismo implica
el no movimiento. El no movimiento de lo estable contradice el movimiento del
universo.
El universo se transforma. Lo constatamos en los choques
estelares, en los ya comprobados agujeros negros, en la desertificación gradual
acaecida en el planeta Marte, hace millones de años atrás, en el accionar de
los agentes bióticos y abióticos, en la evolución de las especies animales y
vegetales.
Una organización, técnica y/o biológica que no se transforma,
o que está incapacitada para la transformación, es una organización estable; una
organización estable, sin capacidad metaestable, es una organización exámine.
Un mundo cibernético que tiende a la perfección y eficiencia de lo estable, es
un potencial un mundo muerto, aunque funcional. Un mundo “Tierra” que muere es
precisamente, lo que están detectando los científicos que denuncian el cambio
climático.
Todo individuo debe, para devenir, mantener un gen o un
agente que lo des-estabilice en algún momento con el fin de ensayar nuevas
instancias de individuación, nuevas estabilidades formales potenciales. En el
caso de una sociedad cibernética, ese gen es el colectivo humano creativo.
Heidegger plantea, en la entrevista con Der Spiegel, la
exigencia del pensar la técnica moderna, con el fin de recrearla en el sentido
de una relación satisfactoria del ser humano con la misma, y la urgencia por
restablecer una tarea colectiva del pensar el hábitat humano, es decir
proyectarlo.
“El despliegue de la Filosofía en ciencias independientes,
aunque cada vez más decididamente relacionadas entre sí, es su legítimo
acabamiento. La filosofía en la época actual, ha encontrado su lugar en la
cientificidad de la humanidad que opera en sociedad. Sin embargo, el rasgo
fundamental de esa cientificidad es su carácter cibernético, es decir técnico.
Presumiblemente, se pierde la necesidad de preguntarse por la técnica moderna,
en la misma medida en que esta época marca y encausa los fenómenos de mundo
entero y la posición del hombre en él.” Pag.3. EL FINAL DE LA FILOFIA Y LA
TAREA DEL PENSAR. HEIDEGGER
Cuando habla de sociedad se refiere a una disposición lógica
del mundo según un lenguaje unificante llamado cibernética. Lo que desde hace
un tiempo llamamos globalización o mundialización, fue preconizada por
Heidegger, como un estadio evolutivo territorial lógico, del desarrollo de la
Técnica Moderna y su nuevo discurso científico-técnico de la cibernética:
“El final de la
Filosofía se muestra como el triunfo de la instalación manipulable de un mundo
científico-técnico, y del orden social en consonancia con él, “final” de la
Filosofía quiere decir: comienzo de la civilización mundial fundada en el
pensamiento europeo-occidental.” PAG.:4. EL FINAL DE LA FILOFIA Y LA TAREA DEL
PENSAR. HEIDEGGER
La tarea final de Heidegger, su último programa filosófico
será el de darle origen a un nuevo pensar ante la victoria final de la
metafísica y su poder discursivo científica-técnico.
Heidegger plantea la necesidad de retomar un pensamiento del
preguntar como manera de retornar a un sentido más originario de la técnica.
“El pensar tiene que aprender primero a
conocer lo que le queda reservado y guardado, y a entregarse a ello: en ese
aprendizaje se prepara su propio cambio. Se piensa con ello en la posibilidad
de que la civilización universal, que ahora mismo comienza, supere algún día el
cuño científico-técnico e industrial, única medida para la estancia del hombre
en el mundo; que lo supere, por supuesto no a partir de o por sí mismo, sino de
la disponibilidad del hombre para una determinación que, se la escuche o no,
habla constantemente en el destino aún incierto del hombre. Sigue siendo
igualmente incierto el que la civilización universal sea rápidamente destruida
dentro de poco, o bien se consolide durante un largo tiempo en el que no se
apoye en algo permanente; sino que, más bien, se acomode al cambio progresivo
de lo que cada vez es más nuevo.” PAG.:5. EL FINAL DE LA FILOFIA Y LA TAREA DEL
PENSAR. HEIDEGGER
Para Heidegger es indudable que
dicha estancia del ser humano en el mundo deviene como una civilización universal
de raíz científico-técnica apoyada en el cambio progresivo de las cosas
técnicas que se manifiestan como aquello tecnológico y novedoso.
Como dijimos, la sociedad
cibernética es, para Heidegger, una sociedad del disponer a los entes, o lo que
es lo mismo, una sociedad que pone en discurso, en logos, en racionalidad
técnica, a la naturaleza humana y no humana, para disponer eficientemente de
sus energías.
Dicha racionalidad, se constituye
como el entorno intrincado del dominio científico-técnico; dominio que oculta
los ámbitos para la reunión humana de forma directa, detrás de lógicas discursivas
determinadas por el mundo industrial y del consumo.
Desde hace tiempo es común oír hablar
de un mundo de redes cibernéticas que todo lo atrapan; como enrevesados sitios,
potencialmente escabrosos en su complejidad; bosques tupidos del logos científico-técnico
donde las informaciones más trascendentes, y la más banales, son intercambiados.
Los ámbitos en dicho bosque de la
información se cierran, como en el laberinto rizomático de Umberto Eco sobre dicha
racionalidad de la información, encerrando a su vez al ser humano, como sujeto en
recintos estancos. Es en este punto donde intuimos una probable conexión, entre
lo solicitado por Simondon respecto de una sociedad de Humanos y objetos técnicos,
y lo pensado por Heidegger en relación a la construcción colectiva de unos “Claros
en el bosque”, claros como ámbitos libres de dominación cibernética para que
los seres humanos, reunidos cara a cara, proyecten sus ámbitos.
“Sabemos lo que es el
claro del bosque [Waldlictung] por contraposición a la espesura del bosque, que
en alemán más antiguo se llama Dickung [espesura]. El sustantivo Lichtung
remite al verbo lichten. El adjetivo licht es la misma palabra que
leicht.[ligero] Etwas lichten significa: aligerar, liberar, abrir algo, como,
por ejemplo, despejar el bosque de árboles en un lugar. El espacio libre que
resulta es la Lichtung. Ahora bien, das Lichte, en el sentido de libre y
abierto, no tiene nada que ver, ni lingüística ni temáticamente, con el
adjetivo licht, que significa hell [Claro]. Esto hay que tenerlo en cuenta para
entender la diferencia entre Lichtung y Licht. Sin embargo, sigue existiendo la
posibilidad de una conexión temática entre los dos: la luz puede caer sobre la
Lichtung, en su parte abierta, dejando que jueguen en ella lo claro con lo
oscuro. Pero la luz nunca crea la Lichtung, sino que la presupone. Sin embargo,
lo abierto no sólo está libre para lo claro y lo oscuro, sino también para el
sonido y el eco que se va extinguiendo. La Lichtung es lo abierto para todo lo
presente y ausente.” PAG.:8. EL FINAL DE
LA FILOFIA Y LA TAREA DEL PENSAR. HEIDEGGER
Sin estos claros en el bosque, los
humanos quedarían totalmente sujetos al control informacional eficiente, y el
poder cibernético quedaría también limitado, como dijimos, a una racionalidad
cerrada en sí misma, incapaz de cambiar con el universo, de manera creativa;
creatividad que solo los humanos, reunidos en ámbitos libres de dominación por
parte de la esencia de la Técnica Moderna, pueden propiciar.
Los claros en el bosque para la
reunión libre los seres humanos deberán ser, entonces, libres de la esencia despótica
de la Técnica Moderna; ¿pero libres de toda técnica? La arquitectura posee su
técnica, la originaria técnica griega de la arquitectura es la tectónica. A
diferencia de la espacialidad abstracta de la cibernética, la arquitectura,
desde su técnica, puede aún liberar y construir un claro en el sentido ya
expresado ¿significa esto un retorno al Tekton, al carpintero, de la antigua Grecia?
Sostenemos que no; que es necesario, debido al Nuevo Régimen Climático que se
desarrolla en el planeta, que se constituya una sociedad humano-cibernética que
pueda, rápidamente, suministrar un alojamiento humano acorde.
En este sentido Heidegger diferencia entre un espacio
construido como lugar en el sentido de un intervalo, un “Spatium”, y un espacio
de lo dimensional calculado, de la “extensio”, cuyo devenir contemporáneo se
manifiesta en la virtualidad de la espacialidad cibernética. Heidegger, de
alguna manera pide atender la carencia del primero, del espacio para el lugar
como hogar, más que el espacio para la mera ubicación de un numero poblacional
en viviendas como meras cuantificaciones. Solicita un hábitat donde el ser
humano se libere para reunirse, para crear y pensar colectivamente en el
sentido del cuidar y proteger una relación satisfactoria con la técnica y la
naturaleza.
Heidegger no niega la necesidad de un dimensionamiento, de
un cálculo del espacio, sino que insta a una jerarquía conceptual,
ético-procedimental y del proyecto, donde lo dimensional se ubica en segunda
instancia luego de la reflexión sobre el habitar y sobre el carácter del
construir mismo como aquello que abre lugares para ser habitados.
Es cierto que sin bosque no tendríamos un claro, algo a ser
aclarado, una oscuridad a través de la cual desplegarnos y discurrir. El mundo
de lo iluminado enteramente es también un mundo de la metafísica. Es la ciencia
la que quiere todo clarificado. El bosque de la información es simultáneamente
claridad omnipresente y oscuridad de las esencias. Contra esto ejercita
Heidegger su pensar.
En Construir, Habitar, Pensar,
Heidegger desarrolla su pensar y dice que el hombre habita poéticamente sobre
la tierra mirando al cielo y esperando a los divinos. No es el dios un ente que
pueda ser observado directamente, sino a través de sus manifestaciones, a
través de los divinos, quienes a su vez se manifiestan a través de la Tierra y
el Cielo. La destrucción de la Tierra y el cielo por parte de un sujeto de la esencia
de la Técnica Moderna, dejaría al dios sin sus medios para comunicarse con los
mortales.
“SPIEGEL: Bien. Pero ahora se plantea la cuestión: ¿puede el individuo
influir aún en esa maraña de necesidades inevitables, o puede influir la
filosofía, o ambos a la vez, en la medida en que la filosofía lleva a una
determinada acción a uno o a muchos individuos?
HEIDEGGER: Con esta pregunta volvemos al comienzo de nuestra
conversación. Si se me permite contestar de manera breve y tal vez un poco
tosca, pero tras una larga reflexión: la filosofía no podrá operar ningún
cambio inmediato en el actual estado de cosas del mundo. Esto vale no sólo para
la filosofía, sino especialmente para todos los esfuerzos y afanes meramente
humanos. Sólo un dios puede aún
salvarnos. La única posibilidad de salvación la veo en que preparemos, con
el pensamiento y la poesía, una disposición para la aparición del dios o para
su ausencia en el ocaso; dicho toscamente, que no «estiremos la pata», sino
que, si desaparecemos, que desaparezcamos ante el rostro del dios
ausente.”.PAG.: 17 DER SPIEGEL.
Heidegger nos recuerda también, citando
a Holderlin que: “Poeticamente habita el hombre sobre la tierra”. La raíz del
griego para poesía es ποιεῖν, a través del
latín es Poiesis que significa, acción de hacer o producir desde el dejar
aparecer. Poiesis es la actividad creadora del hombre, de hecho, Heidegger
pensaba a la Tejne como una actividad de la Poiesis. Por lo tanto, el habitar
poéticamente, es el habitar productivo de traer a la presencia cosas,
arquitectura, poesía, esculturas, música, etc., mediante sus técnicas
correspondientes. El producir como construir es el modo de ser, del “Ser en el
Mundo”.
Es Sloerdijk quien encuentra en “Ser y Tiemp”, el indicio
para reanudar una investigación filosófico-proyectual, al recordarnos que fue
Heidegger quien dijo, primeramente:
“El ser en el mundo es
sin duda una estructura necesaria a priori del “ser ahí” Pag.66
Para a continuación decir:
“¿Qué quiere decir
“ser en”? como completamos inmediatamente la expresión en el sentido de ser “en
el mundo”, nos inclinamos a comprender el “ser en” en el sentido de este
complemento. En este sentido se trata de la forma de ser de un ente que es “en”
otro como el agua “en” el vaso, el vestido “en” el armario. Mentamos con él
“en” la recíproca “relación de ser” de este espacio.” Pág. 66
Sloterdijk sospecha que Heidegger abandona una posible
filosofía del espacio y el lugar, por una del tiempo; sacando partido en el
sentido de continuar esa hipotesis con su teoría de la esferología, justo en el
momento que la problemática del ambiente humano es crucial.
Sloterdijk se pregunta por aquel “en” de “ser en el mundo”
de Heidegger y desarrolla una tesis según la cual el ser humano construye
hábitats como esferas inmunológicas. Esferas desde donde salvarse. Volviendo al
Heidegger de Construir, Habitar, Pensar:
“Los mortales habitan
en tanto salvan la tierra -la palabra "salvar" tomada en su sentido
antiguo que Lessing todavía conoció. La salvación no sólo libera de un peligro.
Salvar significa en realidad: dejar a algo libre de su propio ser. Salvar la
tierra es algo más que sacarle provecho o incluso extenuarla. El salvar la
tierra ni la domina ni la somete, a partir de lo cual sólo hay un paso hasta la
explotación sin límites.” CONSTRUIR, HABITAR, PENSAR. HEIDEGGER
Salvar algo es también rebasar una altura, elevarse por
encima de ella; es vencer un obstáculo pasando sobre. Sloterdijk, en su
búsqueda de una genealogía espacial de proyectos que salvan alturas, encuentra
en las utopías arquitectónicas, de las vanguardias europeas de los cincuentas,
sesentas y setentas; las utopías de Buckminster Fuller, Yona Friedman, Eckard
Schulze Fielitz, Paolo Soleri, Peter Cook, Ron Herron y, Constant, los modelos para
una evasión del suelo, mediante ficciones arquitectónicas, nuevos modelos
urbano-arquitectónicos proto-cibernéticos. Réplicas del suelo terrestre,
natural y urbano, en altura.
“La descripción del
espacio urbano se produce sobre zancos: sobre los paisajes ciudadanos del statu
quo a los que se renuncia sin esperanza, se levantan, sobre altos sistemas de
pilares, las nuevas articulaciones espaciales, radicalmente artificiales, en as
que los urbanistas del futuro han de vivir la coexistencia con sus semejantes y
con las cosas. Los pilares y apoyos
contribuyen lo suyo a superar con un salto a la altura la cuestión del suelo,
ya no resoluble sobre la superficie real de la tierra.” Pag.:499. ESFERAS
III. P. SLOTERDIJK.
El término “salvar” viene del latín “salvare” y este del
verbo “salvus”, es decir, lo que se mantiene entero, integro; por lo tanto, un
hábitat que salva la tierra, es un hábitat integral, un hábitat que congrega.
Las construcciones a las que se refiere Heidegger son cosas,
es decir, etimológicamente, congregaciones o, mejor dicho, congregantes, las
cosas en tanto verdaderas construcciones, son congregantes de la cuaternidad o
cuadratura, esto es, de la tierra, del cielo, de los divinos y de los mortales.
“El construir
distintivo es un distinguido dejar habitar. Si realmente es esto, entonces el
construir ya ha respondido a la interpelación de la cuadratura. Todo planificar
permanece fundado sobre este responder que a su vez abre los recintos adecuados
a los proyectos y a los diseños.” Pag.:51
Cuando hablamos de un Hábitat Integral, nos referimos
entonces a la proyección arquitectónica y construcción de un alojamiento en
tanto hábitat para la cuaterna; en el sentido desarrollado por Heidegger.
Es de una intuición evidente, que los seres humanos necesitan
de la tierra y el cielo para sobrevivir.
Sigamos entonces la metáfora heideggeriana. Las divinidades
se manifiestan a través de los signos terrestres y celestes; con las calmas y
las tormentas, con las sequias y las exuberancias de las vegetaciones, con el
paso de los cometas y los eclipses. Las divinidades son los mensajeros de un
Dios que se retira al silencio
Decir “Sólo un dios puede aún salvarnos “es decir que solo
preparando y esperando su llegada, cuidando la Tierra y el cielo, este nos
salvará, es decir, nos restituirá al origen, es decir, al sentido del habitar.
Dios, envía a sus mensajeros y los mismos se manifiestan a
través de la Tierra y el Cielo a los mortales, que tienen que poder ver dichos
signos, es decir estar en contacto con la destrucción de dichas naturalezas,
Tierra y Cielo, dejaría a los mensajeros sin la posibilidad de brindar sus
mensajes y a los mortales sin los medios para sobrevivir y poder esperar.
Prepara el hábitat para la llegada de Dios es lo mismo que
decir: salvemos a la Tierra y el Cielo; y por supuesto, de esta manera nos
salvaremos, tanto física, como metafísicamente.
Repasemos por última vez entonces las preguntas específicas
relativas a la propuesta arquitectónica que acompaña esta investigación:
¿Por qué un hábitat integral? Porque aloja a la cuaterna, es
decir, integra a la cuaterna en edificaciones que son también sus
aglomeraciones, poblaciones, ciudades y metrópolis. Edificaciones que salvan,
es decir que se sitúan por sobre la tierra para salvarla.
¿Por qué una arquitectura replicante? Porque
responde, es decir Replica al desafío de construir un hábitat para la humanidad,
en el momento histórico de la catástrofe ambiental, catastrofe debido a la
esencia de la Técnica Moderna, y su avanzada, la cibernética. Esto equivale a
construir una lógica arquitectónica nueva, con arreglo al problema como materia
prima, transducción proyectual mediante.
TRANSDUCCIÓN
Y PROYECTO
“Entendemos por transducción
una operación física, biológica, mental, social, por la cual una actividad se
propaga progresivamente en el interior de un dominio, fundando esta propagación
sobre una estructuración del dominio operada aquí y allá.” LA INDIVIDUACIÓN. G.
SIMONDON
Por más de 500 años, el proyecto de la arquitectura y su
forma estuvo, y sigue estando, sujetado por una concepción filosófica
sustancialista-idealista, por un lado, es decir por un platonismo fundamental;
y por un hilemorfismo aristotélico por el otro.
Ambas concepciones la sustancialista-idealista y la
hilemórfica tuvieron, y tienen, en los arquetipos de la armonía y el equilibrio
de lo estable, y permanente, su campo en común.
Siguiendo a Simondón, y su teoría de la Individuación, ambas
concepciones de la forma son teórico-operativamente metafísicas, y desde el
punto de vista lógico, inductivas y deductivas.
Inducción y deducción son formas lógicas, para las formas
estables, es decir, configuran estabilidades de la forma. Aplicadas al proyecto
ordenan, dicen lo que una arquitectura es; mas no dicen como una arquitectura
se individúa, mediante qué proceso de información. Son lógicas que se interesan
por el resultado, mas no por las analogías del proceso productivo. Por las
tensiones que transforman una pre-forma, o con Simondon, una
pre-individualidad.
Las lógicas de la sustancialidad-idealista y el hilemorfismo
cierran el campo procurando atrapar lo inatrapable, la forma misma, en tanto
estructura estable y permanente.
La forma, en dichas concepciones, aloja lo permanente que se
establece como norma. Un dios eterno, un rey absoluto, el concejo de una patria
ancestral, el recinto para el lenguaje maternal y cotidiano.
La búsqueda de lo permanente como algo estable, en la mente
que proyecta, y en la materia proyectada lleva, al sustancialismo-idealista y
el hilemorfismo, a la metafísica de una arquitectura de la racionalidad que,
inevitablemente, se distancia de las concepciones filosóficas que entienden a
la forma, y al ser de una obra, como un devenir, como una mutación, un flujo.
Ahora bien, la Metafísica, en su búsqueda, de verdades
permanentes, produce poderosos cambios y transformaciones del mundo material.
Sin embargo, dicha metafísica de la forma estable y eterna ha llegado, según
Simondon, a un límite, dicho límite es la cibernética aplicada al proyecto, o
como diría Simondon; invención, de una sociedad de objetos técnicos que
evolucionan.
La idea de una permanencia de la forma, se contradice con la
noción de información, o el plan de una información que brinda forma, más
propia de un mundo de la máquina que se extiende planetariamente, y que muta
aceleradamente.
Sin devenir no habría evolución biológica. La tesis de Simondon
sobre la Individuación, aparenta ocultar el intento de replicar la evolución
biológica en el mundo de las maquinas, por eso propone la sustitución de la
vieja forma metafísica de la permanencia, por una de la información del devenir
transformador para, finalmente, hacer convivir ambas nociones, forma e
información.
No es que a Simondon le parezca relevante la mera noción de
forma metafísica, sino que iinterpreta como un asunto fundamental de este
momento histórico, el entender los procesos de generación de la forma, sus
lógicas, y más fundamentalmente, sus potenciales para el cambio, la mutación y
la evolución.
“La transducción es un
procedimiento lógico en el sentido corriente del término; es una marcha del
espíritu que descubre. Esta marcha consiste en el seguir al ser en su génesis,
en consumar la génesis del pensamiento al mismo tiempo que se cumple la génesis
del objeto.” Pág.:23. LA INDIVIDUACIÓN. G. SIMONDON.
En “La Individuación” puede, como dijimos, intuirse el deseo
de Simondon de pensar una cibernética de lo artificial como entes replicantes
de los seres vivos. Simondon es un pensador a lo Frankenstein; por esta razón
estudia la manera en que, tanto biológica, como técnicamente, la forma deviene,
la forma, que se forma individuándose.
SImondon llama a estas lógicas creativo-transformadoras, Transducción,
es decir la lógica de las operaciones de transformación, lógica que pasaría a
formar a su vez, una macro teoría de los procedimientos llamada Allagmática, término
del francés para el estudio de las operaciones y procedimientos de
formalización.
En el ámbito técnico, la transducción es la lógica de los procesos
por el cual un fenómeno problemático deviene, desde sí mismo, materia de su
propia solución, mediante una invención.
“La transducción puede
ser una operación vital; expresa en particular el sentido de la individuación
orgánica; puede ser operación psíquica y procedimiento lógico efectivo, aunque
no esté de ningún modo limitada al pensamiento lógico. En el dominio del saber,
define la verdadera marcha de la invención,
que no es ni inductiva ni deductiva, sino transductiva, es decir que
corresponde a un descubrimiento de las dimensiones según las cuales puede ser
definida una problemática;” Pag.:22. LA INDIVIDUACIÓN. G. SIMONDON.
“La transducción no es
pues solamente marcha del espíritu; es también intuición, puesto que es aquello
por lo que una estructura aparece en un dominio de problemática como lo que
aporta la resolución de los problemas planteados. Pero a la inversa de la
deducción, la transducción no va a buscar a otro lugar un principio para
resolver el problema de un dominio: extrae la estructura resolutoria de las
tensiones mismas de dicho dominio.” Pág.: 23.
La transducción deviene invención; en el ámbito más específico
de la arquitectura, la invención tectónica, como determina Heidegger en
Construir, Habitar, Pensar.
Para Heidegger, la arquitectura sería una manifestación de
la construcción significativa, del alojamiento para lo que él llama, la
cuaterna, esto es, la morada donde se congregan la tierra, el cielo, los
divinos y los mortales, según un modo de habitar originario. Sitio permanente,
aunque estable que condiciona el hábitat de los seres humanos desde los
orígenes de la cultura occidental.
La arquitectura como construcción congrega, aunque el
congregar viene dado como un problema, es decir como algo que debe resolverse
en un futuro.
Para Simondon, el ser es devenir y la forma es resultado de
instancias de individuación del ser, por lo tanto, la forma también deviene.
La forma, en el mundo de la cultura poética, tiene
una técnica que la hace posible. En el caso de la arquitectura, la técnica
especifica se llama Tectónica. Dicha Tectónica es condicionada por un hábitat y
unos sujetos que, a su vez, también son condicionados este hábitat. Los
condicionamientos de la Arquitectura, más bien de su proyecto, son verdaderos
problemas que se presentan desde el inicio, y que pueden tener un carácter
estratégico o táctico.
En esta investigación creemos que los
condicionamientos estratégicos, ambientales y sociales son verdaderamente
determinantes para la arquitectura por venir; por lo tanto, más allá de las complejidades,
será menester delimitar campos problemáticos relativamente precisos para,
transducciones de proyecto mediante, inventar y disponer arquitecturas en un
hábitat planetario en ruina.
De cara a la idea de la técnica como des-ocultación de
Heidegger, Simondon propone la “invención”, la producción de individuos
técnicos, previa información. La técnica es, para Simondon, una actividad
creativa, viva.
La individuación es un proceso, en el cual, un ser que
deviene se estabiliza parcialmente en una forma determinada. En dicho momento
pasa a ser un individuo. El referido proceso se atribuye tanto al medio
biológico, como al técnico. En este sentido, la Transducción, entendida ahora
como momento del proyecto, unifica los dos campos del ambiente humano, el
natural y el cultural.
Pero ahora, intentando, más bien forzando un vínculo entre
la teoría de Simondon y la de Heidegger nos preguntamos ¿Cómo algo que deviene
puede tener condicionamientos permanentes? Y nos referimos a la cuaterna
heideggeriana.
Simondon explica aquí que un ser, natural o técnico, en el
devenir, cuenta con permanencias, como puntos de anclaje, que pueden, debido a
sus lógicas de variación formal, transformarse según unos límites. Dichos
límites se corresponden con los límites técnicos específicos de cada
disciplina. En el caso de la arquitectura, la técnica de la Tektónica,
determinada por el tiempo histórico, pero también por su origen. Si Heidegger
enuncia su “la mano piensa”, el nuevo pensar que reclama, es el construir
colectivo, entre todas las manos, del nuevo ámbito libre de dominación técnica
y cibernética.
ATENCIÓN!: PROHIBIDA LA REPRODUCCIÓN Y ROBO INTELECTUAL. EL TEXTO Y LA RELACIÓN ENTRE LOS CONCEPTOS EN ESTE TEXTO VERTIDOS, SOLO PUEDEN SER UTILIZADOS CON AUTORIZACIÓN DEL AUTOR SO PENA DE ACCIONES LEGALES.
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