Roberto Doberti. Espacialidades
Una investigación en el campo académico debe, sin dudas,
tener un sentido. En el marco de una investigación sobre el proyecto urbano
arquitectónico, sin embargo, tal sentido deberá desplegarse según dos
vertientes en mutua correspondencia. Esto es, la vertiente de la significación
estratégica del Sentido, en cuanto dirección lógica de la investigación; y la
vertiente fenoménico-táctica, atenta a las experiencias de los sentidos y a los
futuros enunciados del campo estético.
Ambas vertientes del sentido se relacionan poieticamente a
través del Proyecto.
El proyecto es aquel saber-hacer que, como también propone
el filósofo Peter Sloterdijk, acompaña al ser humano desde el inicio de su
aventura sobre la faz del Planeta Tierra. El Proyecto, en cuanto su carácter
general de anticipación e hipótesis fue, además, un probable componente de la
actividad Teórica primordial del ser humano.
Imaginemos un cazador primitivo que proyecta una piedra, u
alguna otra arma, a un animal que, al ser cazado, se transforma en alimento
para la horda. Luego, este humano primitivo, héroe cazador de dicha Horda,
buscará perfeccionar la técnica por medio de instrumentos de caza que le
permitan una mayor distancia al blanco, sin pérdida de eficacia, es decir que,
simultáneamente se encontrará a mayor distancia del blanco, pero más cercano a
la finalidad de la caza en sí.
Si se trata de un animal en movimiento, el cazador, el
héroe, deberá percibir y estudiar el territorio, y anticipar los
desplazamientos, oscilaciones, y cambios de humor de la bestia. Un primer
lanzamiento de ataque errado puede despertar el ánimo agresivo de determinados
animales, poniendo en peligro al cazador. La prudencia, una virtud destacada
por Aristóteles, forma parte de los principios para el establecimiento de una
distancia prudencial al fin intrínseco, el fin interno del cazador, es decir la
caza.
Para los antiguos griegos, Artemisa, una de las diosas más
antiguas del panteón, es la tutora del saber cazar, así como del instrumental
mítico del arco y la flecha, instrumental que le fue provisto a su
responsabilidad, por Hefestos, dios de la industria. Así el proyectar, en
cuanto arrojar una potencia-poder hacia delante en el espacio y el tiempo, y la
industria, se constituyen como una práctica asociada fundamental para la vida humana
en sociedad.
La caza es el fin interno del cazador, en cuanto el cazador
es definido como una causa eficiente de la técnica correspondiente al cazar.
Vista así, esta práctica tiene, en términos heideggerianos, una adecuación “a
la mano”, una adecuación a los aspectos tácticos en cuanto ordenación atenta al
campo, a los pormenores materiales, espaciales y temporales más directos de la
relación entre los actores, en nuestro ejemplo, el cazador y su presa.
Si la caza es la finalidad interna al cazador, su razón de
ser, es también la práctica que le permite ser nombrado en la horda. Se trata “Del
Cazador de la Tribu”. En tal sentido, el cazar será una práctica fundamental a
la sociedad que constituye la horda, por lo tanto, el cazar formará parte de
una sociedad en cuanto practica social, y como tal participará de un entramado
de finalidades más amplias y estratégicas; volviendo a Heidegger, una práctica
“Ante los ojos”, es decir, mediada por una visión planificada a distancia, en
el centro espacial y simbólico de la tribu, externa a la interioridad técnica
del cazar, y del cazador.
Los objetivos de la estrategia, siguiendo con nuestro
ejemplo, serán la provisión a la horda, en tiempo y forma, de alimento y pieles
para la confección de abrigos y tiendas de campaña, a la horda. Estos objetivos
constituyen, entonces, las finalidades externas del cazador.
Así, provisto de finalidades externas, las solicitaciones de
la horda, y las finalidades internas, como aquellas más propias de la técnica
del cazar nos encontramos con el cazador en el momento culmine, en el instante
de dar fin a sus fines. En el nivel estratégico de las decisiones, el consejo
de la tribu, traza y proyecta la acción del cazador en una primera instancia,
acto seguido, con el cazador en el territorio que le corresponde como tal y
ante el blanco de su accionar, se apresta al proyecto en cuanto consumación de
una táctica especifica. Anticipa entonces el movimiento final de la bestia
proyectando el arma, previa rápida y breve teoría de la ubicación futura del
impacto del arma en el cuerpo del animal. La comprobación es instantánea. La
presa cae. El cazador exhala y relaja sus músculos. El fin refuerza su lugar en
el concierto de las prácticas sociales de la horda.
Con el fin de la práctica del cazador, tiene su fin la
estrategia correspondiente, trazada en una primera instancia. Se comprueba, tanto en el nivel táctico, como
en el estratégico de esta historia, la cualidad des-alejante del proyectar
humano. El gobernante que solicita y el cazador que caza, se acercan, manteniendo
una relativa distancia del animal a ser cazado. El proyectar la caza y el
proyectar el arma sobre el animal, requieren de un pensar el objeto del cazar,
es decir el animal, en este sentido el proyecto es una práctica que,
manteniendo una distancia espacial y temporal, des-aleja.
Milenios pasan y la horda deviene población de una
incipiente ciudad estado de la era agraria. El cazador, emplazado en los bordes
de la ciudad, deviene agricultor que proyecta las semillas sobre una tierra
estrategicamente seleccionada por los gobernantes. El cultivo se transforma
también en alimento. El plan productivo del gobernante, el proyectar las
semillas del agricultor como producción, alimenta los trazados comerciales y
materiales de todo tipo. Dichos trazados se pueden dibujar y codificar, para
controlar el traslado y posterior almacenamiento de las mercancias. Los
alimentos cosechados se pueden almacenar, para posterior reparto entre hombres y
dioses, en edificaciones progresivamente más sofisticadas y significativas.
Dichas edificaciones son estructuras que ordenan el pensamiento.
El proyectar, en todas sus dimensiones y escala, transforma
y da forma a una cultura, a un mundo. El ser humano es un ser del proyecto. Lo es
hoy y lo será en un futuro. El proyectar es lo más semejante a nuestro destino.
Autor: Mg. Arq. Leandro Tomás Costa
Autor: Mg. Arq. Leandro Tomás Costa
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