domingo, 28 de mayo de 2017

Amalgamas – Hábitats Integrados. Autor: Mg. Arq. Leandro Tomás Costa

“La arquitectura moderna es, específicamente, la arquitectura de la vivienda. En este hecho reside su diferencia substancial con la arquitectura de todas las épocas que la precedentes.”[1]

La vivienda moderna recibe, en la argentina, la acogida correspondiente al interés del corpus arquitectónico local por la evolución programática de las elites culturales europeas. Wladimiro Acosta es, en este sentido, un exponente fundamental. Recién llegado de Berlín, donde se codea con la vanguardia arquitectónica moderna de los años veinte, trae consigo las premisas universalistas de la arquitectura y el urbanismo racionalistas.
Como si de un juez se tratase, la ciudad de Buenos Aires comparece ante Acosta, quien da su veredicto, no muy distinto del que daría Le Corbusier respecto de la metrópolis rio-platense. Para Wladimiro, Buenos Aires es, prácticamente, inhabitable. Su arquitectura caótica e insana replica las lógicas de un capitalismo rezagado.
En estos parajes, la arquitectura de la vivienda moderna, más que dar respuesta al universo maquinista de la segunda revolución industrial, debía propiciar dicha industrialización. Wladimiro se encuentra con una Buenos Aires de fuertes contrastes sociales y retraso tecnológico.
Si en Paris, el Urbanismo moderno contaba con una infraestructura industrial de soporte para desplegar sus propuestas, Buenos Aires, contrariamente, disponía de un entorno agrario rico pero elemental, en el extra radio y una mixtura de configuraciones habitacionales populares, con diversos problemas,
Hacia los márgenes rururbanos de la metrópolis, eran comunes construcciones precarias, totalmente ausentes de infraestructuras. En ese contexto de insuficiencia y fragilidad social, encontró Acosta la sustancia primaria a partir de la cual cimentar una versión local del urbanismo moderno, y también, construir el imaginario de su antagonista, en la forma de una “obra renovadora” de tinte oligárquico, que más que transformar una realidad social decadente, la consolidaba. Dice acosta:

 “¿Qué consecuencias tiene esta “obra renovadora” para los habitantes proletarios de las casas demolida?
Las viviendas que se erigen en su lugar pueden resultar más higiénicas y atrayentes, pero no les sirven. No consultan las condiciones reales de vida y trabajo del proletario. Su tipo, tamaño y, sobre todo, su precio o alquiler, las pone fuera del alcance de las familias obreras desalojadas. Estas no tienen otro remedio que refugiarse dentro de inquilinatos que persisten todavía, aumentando su hacinamiento y promiscuidad, o improvisar viviendas carentes de toda característica humana. (ej.: antiguo “Barrio de las Ranas” o, más reciente, “Villa Desocupación”). De manera que esta “obra renovadora”, desde el punto de vista social, se resume en el desplazamiento paulatino del proletario hacia los límites de la urbe, o en la condensación de sus viviendas en barrios miserables (East en Nueva York, Whitechapel en Londres, Wedding en Berlín, etc.), especie de “ghettos” proletarios.”[2]

La referencia a ciudades industrializadas del capitalismo desarrollado habla, sin embargo, de una imposibilidad en la asimilación de una urbe de gran porte, como es Buenos Aires, carente de un entramado verdaderamente moderno. En general, los arquitectos modernos que visitan o desarrollan una visión sobre Buenos Aires, encuentran en su heterogeneidad aglomerada un caos de sentidos en el hábitat urbano, que debe ser controlado, regulado.

Si nos atenemos a la tesis de la Dra. Liliana Giordano, respecto de las Tipologías Semánticas[3], podríamos decir que la homologación del hábitat metropolitano es el precio que deberá ser pagado por los ciudadanos porteños, para acceder al edén de la industrialización, de la eficiencia higienista y la racionalidad. Requerirá esto de un disciplinamiento, no solo de los habitantes y sus prácticas sociales sino también de los Tipos Semánticos de las arquitecturas de la ciudad.

La relación entre las Tipologías Utilitarias[4], cuya manifestación más común es la fábrica moderna, y las propuestas arquitecturas de viviendas modernas en el sentido de Tipologías Reguladas, es, sin dudas el habitante Obrero, figura política fundamental de la época.
El obrero, sujeto que intentará ser manipulado a lo largo del período, tanto por el Capital Industrialista naciente, como por diversas ideologías colectivistas, será la escala y medida de todas las cosas desde entonces. Las masas obreras, en todo caso, pretenderán ser llevadas, cual rebaños, hacia un porvenir glorioso de pureza arquitectónica y urbana.

Más allá de la ironía, Acosta sitúa sus estrategias discursivas y proyectuales más del lado de una integralidad de los programas arquitectónicos de usos. Más cerca de las arquitecturas urbanas de programas yuxtapuestos de Hilberseimer, que de los planteos puristas del primer Le Corbusier. Los Zoning de Acosta eran más bien micro-zoning concentrados en contenedores arquitectónicos, como nuevos módulos urbanos de múltiples programas arquitectónicos.

Ejemplo de esto, es la experimentación arquitectónica del City-Block, el cual devendrá, luego de variadas transformaciones, City Block Integral, que más que un modelo arquitectónico, se trataba de un fragmento modulable de ciudad, posibilitado por una arquitectura de dimensiones monumentales.


City Block Integral


La cualidad de ser integral, desgraciadamente, no fue verdaderamente entendida por los arquitectos argentinos, contemporáneos de Acosta. En general se tendió a proyectar, con suerte, según una variedad acotada de configuraciones de viviendas, sin intuir la posibilidad del planteo de Tipologías Semánticas diversas, en coexistencia.
Es cierto que Acosta no se refería a la integralidad de usos y ámbitos de significación prosaica. No entraba en el discurso mega-heroico de Acosta, el posibilitar el ‘cafecito de Buenos Aires’, la plaza para dar de comer a las palomas’. En su lugar planeaba verdaderos bosques. Lo mismo plantea Le Corbusier, maravillado con el paisaje infinito de la Argentina y Sudamérica en general.

El territorio natural debía ser re-semantizado y de alguna manera, también homologado, reglado por un plan racional, cuya vara de medida sería la vivienda moderna. Así la máquina de la fábrica encontraría pareja en la vivienda como máquina de habitar, es decir que el círculo normalizador del habitar maquínico estaría de esa manera completo.

Los grandes conjuntos, representantes de las Tipologías Reguladas[1], tendrían “la función” de albergar a las poblaciones de los sectores obreros, así como posibilitar el acceso al habitar de “la modernidad industrialista”, de las poblaciones en estados de precariedad. Poblaciones que accederían a las infraestructuras modernas, pero en entornos fuertemente determinados por el sentido de homologación.

La ideología de la revolución francesa, con sus principios de Libertad, Igualdad y Fraternidad, extendidos al programa moderno, deviene, paradójicamente, reiteración y repetición de los ámbitos habitacionales en la arquitectura internacional, condición fundamental para el control de las poblaciones industrializadas.

La Igualdad quedará desligada de la libertad relativa a las diferencias de sentidos, lo cual generará, en muchos casos, desarticulaciones irreversibles entre la ciudad pre-moderna y las concreciones, muchas veces experimentales e irrepetibles, de los conjuntos habitacionales contemporáneos.

Wladimiro Acosta, con su City-Block Integral, propuso una amalgama de programas, pero no una amalgama de sentidos, ni de configuraciones que permitiese pensar en integrar a los futuros conjuntos con una ciudad viva. El Objetivo fue el Hábitat Integral, un hábitat que pudiese sacar de la pobreza material a los sectores trabajadores y carenciados de la metrópolis y sus alrededores, pero el diagnóstico de la muerte inminente e inevitable de la ciudad tradicional fue sin dudas apresurado.

 A pesar de los planteos higienistas y los discursos de la eficiencia y el progreso, las poblaciones continuaron amando a sus viejas ciudades, a sus ciudades laberínticas con sus heterogeneidades de sentidos simultáneos. La abstracción monumental de la ciudad de la arquitectura moderna, chocó con la monumentalidad de las pequeñas prácticas sociales, las memorias y evocaciones que tienen lugar en las ciudades de la perdición, la ciudad donde poder encontrar aunque sea un pequeño rincón a ser apropiado para caracterizarlo.

Los ejemplos de Tipologías Reguladas más exitosas se dan, para la ciudad de Buenos Aires, con verdaderos monumentos habitacionales modernos como son el Conjunto Simón Bolívar -Arq.Fariña Rice y equipo- en Parque Chacabuco y el Conjunto Grafa – Arq.Carlos Coire y equipo- en el barrio de Villa Pueyrredón, ambos conjuntos correspondientes al Primer Plan Quinquenal del Gobierno de Juan Domingo Perón. En ambos casos los conjuntos introducen, además de viviendas dignas e infraestructura, espacios verdes de importancia, que aportan a los barrios circundantes, remansos ajardinados a resguardo del frenesí metropolitano, constituyendo acontecimientos singulares. La regularidad se da respecto de cada conjunto hacia dentro, pero en el conjunto de cada barrio asocian y colaboran a la complexión del paisaje urbano general.


Barrio Simón Bolívar – foto: Leandro Costa

El arquitecto Juan Molina y Vedia, hipotetizó, desde la revista de arquitectura Trama de los años ochenta, una posible explicación del éxito de estos ejemplos de Tipologías Reguladas. El hecho de que los conjuntos Simón Bolívar y Grafa sean acontecimientos significativos y no infinitos, esclarecen dicho éxito.

Sin embargo, hacia dentro de los mismos conjuntos persisten algunos problemas de adaptabilidad y apropiación, en relación a los modos de habitar contemporáneos, los cuales se alejan, sobre todo en las metrópolis de gran tamaño, de los ideales industrialistas del siglo XX.

El obrero industrial, nunca del todo generalizado en la Argentina como población mayoritaria, está siendo, también en estas latitudes, reemplazado definitivamente por la técnica de la producción automatizada. El habitante metropolitano entonces, necesitará reconfigurar su hábitat, para lo cual requerirá también de nuevos soportes, nuevas infraestructuras arquitectónicas. Nuevos lugares para producir hábitats integrales relativos a prácticas sociales en trasformación.

  
NIDOS Y CUEVAS:

“El nido y la cueva podrían parecer semejantes, pero en realidad responden a conceptos diametralmente opuestos. Uno es un lugar funcional, hecho para los seres humanos; y el otro, es un lugar del que se aprovechan los seres humanos; un ‘otro’ lugar para la gente. Sin embargo, por tratarse de algo distinto, la cueva está llena de posibilidades de descubrimientos fortuitos. Además, no necesita parecer una cueva para que podamos llamarla así. En cambio, cabría imaginar la cualidad cavernosa, que podríamos denominar caverna transparente, como una forma pura.”[1]

Advertidos que se trata de uno de los arquitectos internacionales del momento, que se trata, además, de un arquitecto japonés, que proyecta arquitectura en, y para, uno de los contextos tecnológicos más avanzados del planeta. Nos proponemos reflexionar acerca de lo expresado arriba por Sou Fujimoto.

Aceptando la metáfora y coincidiendo además con lo meditado respecto de la distinción entre Nido y Cueva, es importante aclarar que, concretamente, el hombre, en algún momento de su evolución, dejo las cuevas para emprender la construcción de nidos.
Sin embargo, entendemos la orientación estratégico-discursiva de Fujimoto, dada la crisis de los modelos modernos del habitar metropolitano.
Caídas también las prédicas a favor de la flexibilidad arquitectónica, Fujimoto intenta restablecer, mediante una antinomia arcaica, el poder de la arquitectura para, ya no dar respuestas, sino propiciar lugares, configuraciones para el surgimiento de los nuevos modos de habitar. De alguna manera favorecer preguntas.

La vivienda moderna con sus múltiples configuraciones y estilos, fue una, en el reclamo de una determinación total de los ámbitos. La arquitectura ‘nido’ de la vivienda moderna garantizaba el despliegue de la Tipología Regulada en las regiones metropolitanas más diversas, acometiendo principios universales, regulados y homologados.

Plan Voisin de Paris. Le Corbusier. 1922

La Tipología Regulada  y sus modelos habitacionales modernos debían segregar usos, según funciones. El orden arquitectónico era entendido como división de las prácticas en espacios y tiempos diferenciados, para un ‘hombre universal’.

En este sentido, el planteo experimental del City Block Integral de Wladimiro Acosta con sus programas yuxtapuestos e interrelacionados, constituyo un importante aporte al debate teórico-proyectual local, si bien, por su insistencia en la abstracción descontextuada y la sobre-determinación de los programas, no es posible ubicar al planteo del City Block Integral, por fuera de la arquitectura moderna tipo Nido, que sugiere Fujimoto.

Para Sou Fujimoto, la alternativa al Nido, al ámbito proyectado teleológicamente, es la Cueva.
La figura de la cueva, en este caso un diagrama natural abierto, ofrecería el desafío de poder ser proyectado, fabricado. Dice Fujimoto:

“La arquitectura del futuro debería parecerse más a las cuevas que a los nidos. No obstante, el problema está en que la cueva es una formación natural geológica, una realidad ajena al ser humano. ¿Son posibles las ‘cuevas artificiales’ en una ‘arquitectura creada por el hombre’? El gran enigma es si seremos capaces de crear algo que carece de intención o la trasciende. Solo la cueva artificial y transparente señala las potencialidades de la arquitectura del mañana.”[1]

Propuesta prototipo de vivienda de renta. Sou Fujimoto. Tokio. 2016

Las cuevas de grandes dimensiones, recuerdo haber visto, son como laberintos naturales. En un Laberinto, quien lo recorre no solo se pierde, sino que encuentra sentidos nuevos en cada rincón del mismo. Múltiples sentidos en un mismo ámbito nos habla de un Hábitat Integral.

Pero un laberinto es una invención, es decir una forma o unas formas, con itinerarios de recorridos fallidos y certeros, planificados. El sentido de lo intrincado, en el laberinto, no escapa a la razón. Es una razón compleja, una razón del transcurrir y de las transformaciones.

Los situacionistas referenciaron su Urbanismo Unitario, alternativo al Urbanismo Moderno de raigambre Metafísica Clásica, a los laberintos y a las ciudades tradicionales, pero le incorporaron imaginarios técnicos posibilitantes de transformaciones estructurales y formales, en el tiempo.
Los situacionistas imaginaban una sola megaciudad mundial –New Babylon- de estructuras livianas mutantes, posiblemente metálicas, donde los sentidos arquitectónicos fuesen resultado de los deseos instantáneos de los habitantes. Las funciones modernas divididas en macro actividades estandarizadas, cederían ante las más bizarras prácticas de los habitantes de New Babylon.

La idea de una cueva transparente y luminosa, en Sou Fujimoto, podría relacionarse con la arquitectura liviana de New Babylon.

El tratamiento de la luz y el desplazarse hacia ella es una de las situaciones usuales en los laberintos. Louis Kahn decía, respecto de las bibliotecas y los libros: “el hombre con el libro va hacia la luz”. Kahn fue sin duda un amante de los laberintos, ejemplo de esto es The Salk Institute, en La Jolla California, donde, a diferencia de Fujimoto y su estética etérea, Kahn torna pesada la luz, mediante imponentes muros y estructuras diversas en hormigón armado.

La antinomia transparencia y opacidad, está presente en la historia de la arquitectura contemporánea. Ejemplo son las derivaciones de la Glass Architecture, como la arquitectura cristalina de acero y vidrio de Mies Van der Rohe, en oposición a las arquitecturas de carácter pétreo, como las desarrolladas por él Le Corbusier brutalista. Kahn, sin duda, se encontraría en este segundo grupo.

En realidad Mies Van Der Rohe, también experimento con arquitecturas murarias complejas. Tal es el caso de la Casa de Ladrillo para Berlín, del año 1923. 

Planta de la Casa de Ladrillo. Mies Van der Rohe. Berlín. 1923

Respecto de la relación entre lugares, situaciones y formas, los laberintos poseen una potencial cualidad de adaptación urbana debido a su carácter multidimensional. El Laberinto es una macro forma estructurada mediante micro-sitios. Una arquitectura con estas cualidades sería fructífera al ser situada en coyunturas urbanas de diversas extensiones.

Los Planteos de configuraciones arquitectónico-urbanas tipo Mat-Building, como las propuestas por Le Corbusier para el Hospital de Venecia, los proyectos de sus discípulos Josic, Woods y Candillis, los desarrollos de Peter y Allison Smithson, y muy especialmente las investigaciones concretas, inspiradas en la teoría de Henri Lefebvre, de Aldo Van Eyck, retomaron el planteo de organizaciones arquitectónicas intrincadas, como estrategias para generar efectos de evocativos de los urbano. Los conjuntos integrales Mat-Building buscaban, en algunos casos, recordar sitios como los Kasbah de Oriente, laberintos densos y ricos en situaciones y sentidos diversos.

Proyecto para el Hospital de Venecia de Le Corbusier y equipo. 1963-65

Orfanato municipal de Amsterdam. 1960

La condición técnico-constructiva de los laberintos es fundamental tanto para sus configuraciones específicas, como para su disposición. Los laberintos son, usualmente, simples en su constitución material. Los más genéricos repiten tanto módulos constructivos y estructurales, como formas, y en este punto, el de una repetición relativamente simple de elementos, son arquitectónicamente modernos, es decir que podrían responder en gran medida a Modelos de Producción y Ocupación[1] relativamente racionales.

Los laberintos podrían, también, ser considerados como ciertas especies de Tipologías Reguladas, donde las estructuras y las infraestructuras que favorecen la disposición, tanto de otras Tipologías Semánticas, como la generación de sus propias formas significativas, resultado de pliegues del laberinto sobre sí mismo.

El laberinto es una entidad contradictoria, por un lado responde a una condición de homologación, donde cada elemento es equivalente al otro. Lo mismo sus habitantes, en el laberinto todos nos perdemos y encontramos. Pero simultáneamente el laberinto es un emblema, contiene instancias de máxima intensidad, sus ámbitos institucionales y sus seres singulares.

A diferencia de los proyectos arquitectónicos infraestructurales de grupos de vanguardia experimentales como Archizoom y Superstudio, que desarrollaron investigaciones sobre sistemas megaestructurales, unitarios e integrales, de configuraciones neutras y super-abstractas, los laberintos son tanto fondos abstractos, como figuras reveladoras, son planos usualmente horizontales, pero también suelen disponerse en estratos y en espirales ascendentes o descendientes. En este sentido, una revisión y actualización de este tipo de arquitectura permitiría superar las experimentaciones infraestructurales de los años 70 del siglo XX, para hacer frente a la crisis espacial y habitacional de las metrópolis contemporáneas.

Investigación sobre una superarquitectura. Superstudio. 1966


EXPERIMENTACIÓN PROYECTUAL:

Entiendo la repropuesta de la vivienda contemporánea de carácter masiva, como una oportunidad para el desarrollo de nuevas opciones de Tipologías Reguladas, como hábitats integrales para diversos sectores sociales, posibles de ser dispuestas en diversos sitios de la metrópolis,

Por otro lado, el real tampoco puede ser el obstáculo. Las restricciones relativas a la urbanidad de la propiedad privada, deberán ser modificadas en algún momento si pretendemos hacer frente a los desafíos ambientales y poblacionales del futuro cercano.

En el umbral de la tercera, las tecnologías permitirán la construcción, mediante una asociación entre los actuantes humanos y no humanos –o maquínicos-, de arquitecturas nuevas y evocativas simultáneamente, capaces de propiciar infraestructuras y estructuras combinadas, de manera de llevar los Hábitats Integrales por venir a los sitios donde sean necesarios.

Más que laberintos donde perderse, propongo una técnica y los medios infraestructurales y estructurales aptos para la constitución de las Tipologías Semánticas en conjuntos habitacionales de diversa organización.

En una primera aproximación a dichos sistemas, me propuse experimentar acerca del estatuto del muro, como categoría arquitectónica elemental, posible, en la actualidad, de ser construidos, tanto con nuevos materiales, como con nuevos sistemas de ensamble, para lograr mayores destrezas estructurales y estéticas. Imagino un sistema de muros técnicos programables, que tendrían tanto las significaciones arquitectónicas, como los medios ingenieriles en red (sanitarios, energéticos, etc.) incorporados, además de cumplir las exigencias estructurales. No muros de exclusión, sino de delimitación, de cualificación y de integración.

Estos muros, posibles de ser colados in situ, en moldes configurados específicamente en fábrica para poseer distintos usos, podrían disponerse en los sitios más disimiles e intrincados, tanto en configuraciones en altura, como en disposiciones en horizontal, sobre equipamientos arquitectónicos y urbanos existentes. También en ámbitos urbanos precarios, donde dichos muros técnicos podrían contener servicios sanitarios y de provisión de energía sustentable, además de habilitar la constitución de diferentes niveles de vivienda y ser soportes de cubiertas, también de diversos tipos y dimensiones.

Propongo, más que un monumental City-Block Integral, unos city-blocks integradores. Elementos en bloques tecnológicos de una dimensión menor, pero potencialmente parte de organizaciones espaciales de mayores dimensiones.

Por último, cito a la Dra. Liliana Giordano, con el propósito de clarificar el objeto de estas primeras indagaciones proyectuales:

“No se trata de promover un hábitat sin diferencias, homogéneo en sus formas y homogéneo en las conductas inducidas por dichas formas; no propiciamos una ciudad de robots.
Se tratará de arbitrar todos los medios para conformar un hábitat integral que propicie un habitar integrador en la diversidad, donde cada uno se reconozca en relación con el otro, en sus aproximaciones y en sus diferencias.”[1]

Las prácticas sociales que se despliegan en los Hábitats Integrales del futuro deberán contar también con elementos regulados correspondientes, sin ser estos un impedimento a dichas prácticas, ni herramientas para el control y manipulación de las habitantes sino todo lo contrario, herramientas para la experimentación creativa y evocativa de los mismos.

Hasta aquí algunos fundamentos iniciales para una primera Experimentación Proyectual correspondiente a la Investigación Doctoral: Arquitectura Infraestructural para la Tercera Revolución Industrial, dirigida por la Profesora Dra. Arqta. Liliana Giordano.

A continuación presento, imágenes preliminares en dibujos y fotos de una primera materialización en maqueta, de la experimentación proyectual a ser desarrollada. Experimentación Proyectual en la Cuenca del Rio Matanza Riachuelo - Ciudad de Buenos Aires. Imagenes de prefiguración.










[1] Pag.:289. Giordano, Liliana. Tesis: Tipologías Semánticas. UBA/FADU. Buenos Aires. 2011.



[1] Pag.: 71. Giordano, Liliana. Tesis: Tipologías Semanticas. UBA/FADU. Buenos Aires. 2011.



[1] Pag.: 198. Fujimoto, Sou. El Croquis 151- texto: Futuro Primitivo. Madrid. 2010



[1] Pag.: 198. Fujimoto, Sou. El Croquis 151- texto: Futuro Primitivo. Madrid. 2010


[1] Tipología Regulada. Tipología propia del sentido: Homologación, cuyos polos semánticos son: EQUIVALENCIA – CONVENCIONALIDAD


[1] Pag.:10. Acosta, Wladimiro. Vivienda y Ciudad. Buenos Aires. 1936
[2] Pag.:107. Acosta, Wladimiro. Vivienda y Ciudad. Buenos Aires. 1936
[3] Giordano, Liliana. Tesis de Doctorado: TIPOLOGÍAS SEMANTICAS. Director de Tesis: Roberto Bonifacio. UBA/FADU. 2011
[4] Tipología Utilitaria. Tipología semántica relacionada con el sentido del Instrumento y cuyos polos semánticos son: inversión – eficiencia.

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